domingo, 20 de octubre de 2013

7 vidas

Hola a todo el mundo. La de hoy es probablemente la entrada más especial para mí, incluso más que la que hice sobre Quédate a mi lado. A fin de cuentas, os voy a hablar de una gran parte de mi vida, que coincidió además con una de las etapas más importantes en la vida de una persona: el final de la infancia y la llegada de la adolescencia, e incluso, su continuación.

Os he contado en otros post que soy una chica bastante obsesiva, en el sentido de que cuando algo me gusta realmente y me engancha no soy capaz de dejarlo. Pues bien, esta entrada trata sobre una de las dos obsesiones más importantes y longevas de mi vida, que se dice pronto. 

Con el tiempo, este blog ha ido añadiendo nuevos temas, pero es verdad que solamente he dedicado un post a una serie, Black Mirror, que escribí nada más ver sus tres primeros capítulos (decisión arriesgada de la que no me arrepiento, por cierto). Y es que esta es la etapa de mi vida en la que menos series estoy siguiendo, a pesar de que probablemente es el período de más calidad en este campo. Hace unos años era muy seguidora de otras series que, por h o por b, no han encontrado todavía su espacio aquí.  El motivo principal es que, como siempre os digo, me gusta hacer las entradas cuando todavía ha pasado poco tiempo desde que he seguido la obra, y las series que realmente me han gustado quedan ya muy atrás en la memoria. Sin embargo, el aburrimiento y Youtube han obrado el milagro.

Esta entrada está dedicada a la serie que más me ha marcado: 7 Vidas. Muchos de los que me conocen se están echando las manos a la cabeza, porque en los últimos tiempos siempre ha sido más conocida mi afición a Lost, pero seamos serios... ¿Cuál fue la primera serie (es más, el primer programa de televisión en general) que yo grababa en vídeo y veía después varias veces a la semana? 7 vidas, sin duda. Y por eso se merecería un sitio en este blog, pero hay muchas razones objetivas que nada tienen que ver con mi sentimentalismo. Allá vamos. 

7 vidas comenzó sus emisiones en el año 1999, cuando yo tenía ocho añitos. Los que seáis fans de la serie estaréis pensando que cómo es posible que a una niña de esa edad le gustara la serie y la comprendiera, pero os  puedo asegurar que me reía igual que ahora viendo los capítulos, y también que entendía casi todos los chistes que aparecían, incluidos los más verdes. Consejito: no subestiméis a los niños; son niños, pero no son tontos. De hecho, me acuerdo de que mis padres no estaban muy contentos con mi afición a la serie, y a menudo torcían el gesto cuando escuchaban comentarios inapropiados para mi edad. Mi horario de ir a dormir se llegó a ver modificado finalmente por la serie; al principio, no me dejaban quedarme a verla y la tenía que grabar, porque me tenía que ir a la cama a las 21:30, pero al poco tiempo logré que me dejaran quedarme hasta las 22:30 como medida excepcional para que pudiera ver 7 vidas. No recuerdo si la vi desde el primer capítulo, pero desde luego recuerdo que por lo menos vi la mayor parte de la primera temporada. Y recuerdo nítidamente el vacío existencial que me dejó ese final de temporada, sin saber qué pasaría en el siguiente capítulo, que era la continuación precisamente del último de la primera. Me pasé todo el verano viendo ese capítulo repetido, esperando descubrir alguna pista que resolviera todas las incógnitas que habían quedado en el aire al finalizar la primera temporada. Sin desmerecer al resto de la serie, y a pesar de que luego hubo también excelentes temporadas y personajes (y también grandes bajones, de los que hablaré después) me quedo sin duda con las cuatro o cinco primeras temporadas, que para mí son las que guardan más la esencia de la serie, incluso en relación con el título y con la letra de la cabecera. 

La serie fue la primera sitcom que se realizó en España, en un momento en el que Telecinco era la cadena que más apostaba por la ficción nacional. Ahora puede resultar extraño, pero recuerdo ver en la misma cadena series como Periodistas (de hecho el periódico, Crónica Universal, aparece en 7 vidas), El Comisario y Hospital Central (en sus primeras temporadas y no ya en lo que se convertiría después). 

En el caso de la serie que nos ocupa, la trama se iniciaba con la salida del coma de David (Toni Cantó) tras haber estado dieciocho años en ese estado, en el que cayó cuando se preparaba para salir el 23 de febrero de 1981. Cuando despierta, su hermana, Carlota (Blanca Portillo), y sus vecinos, Sole (Amparo Baró) y Paco (Javier Cámara), estarán a su lado para enseñarle cómo es el mundo a las puertas del siglo XXI. A ellos pronto se unirá la prima de Carlota y David, Laura, interpretada por Paz Vega. Pero este es solamente el reparto inicial, que no aguantaría demasiado gracias al éxito de la serie, que hizo que muchos actores decidieran iniciar nuevos proyectos al tiempo que abandonaban la serie. A partir de aquí, fueron numerosos los actores que se convirtieron en protagonistas durante las siguientes temporadas, destacando entre ellos Anabel Alonso, María Pujalte, Willy Toledo y Santi Millán. No puedo olvidarme tampoco de dos actores con personajes inolvidables: la primera, Carmen Machi, que dio vida a Aída y que consiguió que su personaje pasara a protagonizar la serie que todavía sigue en antena con notable éxito; el segundo y para mí más especial, Gonzalo de Castro, que daba vida a uno de mis personajes favoritos, su tocayo, que aparece por primera vez en el segundo capítulo con tan solo una frase y que acabó siendo el alma de la serie con su inocencia y sensibilidad. 

En sus 204 capítulos encontramos siempre una gran dosis de humor, mezclado en muchas ocasiones con la actualidad del momento. Al empezar a verla de nuevo ahora temía que los chascarrillos sobre la actualidad quedaran demasiado anticuados, pero realmente pocos son los que sufren el paso del tiempo. De hecho, se da la circunstancia de que, por ejemplo, en el segundo capítulo de la primera temporada aparecen dos gags tan pegados a los sucesos de nuestros días como son el paro y los banqueros corruptos. Viendo estos comentarios no pude más que pensar que hoy en día se hubieran hartado a hacer chistes sobre Urdangarin o el Caso Gürtel. Además de todo esto, siempre se terminan ensalzando valores como la amistad, aunque claro está, de manera peculiar y poco ortodoxa. 

Una de las virtudes de 7 vidas fue que, pese a las bajas actorales, siempre supieron renovar su elenco de manera acertada. En general siempre se hicieron temporadas muy dignas, diferentes unas de otras, pero siempre manteniendo la identidad de la serie. Las únicas temporadas que me perdí fueron las que protagonizaba Florentino Fernández, pero es que no podía aguantar a su personaje, Félix, una especie de hipérbole de Paco pero sin ninguna gracia. Quizás en esta ocasión las vea, ya que añoro tanto la serie que creo que sería capaz de tolerarlo todo. Por lo demás, siempre he seguido la serie y esta me ha sacado muchísimas carcajadas con su humor ácido y fresco. 

Confieso que los domingos no han vuelto a ser lo que eran para mí. Después intenté engancharme a Aída, pero no logré más que ver las dos primeras temporadas. El humor de ambas series era distinto y los personajes de la primera eran más acordes a mis gustos que los de la segunda, así que terminé por dejar de ver Aída. En todos estos años no he logrado todavía encontrar una serie que me haya hecho reír igual que 7 vidas, ni una que con solo escuchar los primeros acordes de su sintonía (en este caso firmada por Emilio Aragón, quien la interpretaba también en las primeras temporadas, dejando paso después a Raimundo Amador y a El Canto del Loco) me haga sentir tan bien. Creo que no exagero si digo que cuando la escuché hace una semana sentí algo parecido a lo que se siente cuando, después de un tiempo fuera, vuelves a casa. 

Debo confesaros algo curioso. Viendo los capítulos de 7 vidas y escribiendo (y corrigiendo) esta entrada me he quitado unos años de encima. Ambas actividades me han hecho volver a sentir como cuando veía los capítulos por primera vez, y eso es algo que entiendo que no le pasará a la mayoría, pero probablemente sí a los fans. Supongo que es lo propio cuando algo te ha marcado tanto; pasan cosas similares cuando escuchas una canción que te gustaba mucho hace unos cuantos años y que era especial para ti, y que tenías casi olvidada en tu memoria. 

Estoy tan emocionada que no puedo escribir mucho más. Solo quiero daros las gracias y deciros que espero que muchos os hayáis sentido identificados con mis palabras. Sé que esta entrada va a descubrir la serie a muy poca gente, pero creo que es el homenaje más bonito que podía hacerle a algo que ha significado tanto para mí. Nos leemos. 


2 comentarios:

  1. Hola, me gustaría que supieras que aquí tienes a otro loco de la serie. Tengo todos los capítulos en DVD y no me canso de verlos nunca. Me recuerda a la época en la que mi entretenimiento diario era verme el capítulo que echaban por la noche en la Paramount Comedy de 7 vidas. Y no solo era yo, mis hermanos también tienen esta serie como el mejor recuerdo de la tv en España.

    Un saludo!

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    1. ¡Qué suerte, yo también querría tenerlos en DVD! Mi tío los tenía y me los dejó hace unos años, pero ahora en casi todas partes está descatalogada la colección, y en donde la hay es carísima. Ahora mismo estoy viendo el 3x22 y me sorprende acordarme de tantas cosas, pero creo que es común porque es una serie que nos ha marcado mucho y a la que siempre tendremos un gran cariño. Saludos y gracias por tu comentario.

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