lunes, 27 de agosto de 2012

De qué hablamos cuando hablamos de amor

Este es sin duda uno de los post más difíciles para mí. Y esta vez no es por algo parecido a lo que me ocurrió con Cosmópolis, ya que De qué hablamos cuando hablamos de amor me ha gustado muchísimo, pero es difícil de comentar y de compartir. De momento,  voy a intentarlo.

Había oído hablar mucho de Raymond Carver como un gran escritor de relatos, pero nunca había leído nada suyo, así que cuando vi uno de sus libros entre los que me prestaron hace poco no lo dudé. Buscaba algo sencillo de leer y corto, y aunque los relatos de Carver tienen una gran profundidad no se puede decir  que sean de difícil lectura, aunque habría que discutir sobre si su interpretación es igual de fácil. No busquéis finales cerrados ni que todo quede resuelto y claro en sus historias, porque esto no suele pasar. 

Tengo que decir que sabía que había una cierta polémica que rodeaba a este autor, pero ya no recordaba exactamente de qué se trataba, ya que cuando todo sucedió yo tenía unos siete años. Después de haber buscado información sobre el tema descubrí que su editor confesó que había modificado en gran medida los relatos del escritor, lo que incluye cambios en los finales y supresión de algunas tramas y detalles que Carver había aportado en un inicio. Esto ocurrió en 1998, cuando habían pasado ya diez años de la muerte de Carver, que murió, siendo bastante joven, de cáncer. Tras leer esto, y viendo que mi libro pertenece a los ejemplares que fueron modificados por el editor Gordon Lish me he quedado con las ganas de leer los originales de Carver, para sacar mis propias conclusiones. 

Aún así, la esencia del realismo sucio sigue presente en el libro de una manera clara. El autor dota a sus personajes de vidas normales, pero siempre con algún punto trágico o difícil. Muertes escabrosas, fuertes discusiones, maltratos y otros asuntos se muestran una y otra vez en los personajes, como si fueran una plantilla que se va repitiendo en cada relato. También el alcohol tiene una presencia notable en el libro, quizás porque el propio Carver fue alcohólico. 

Todos los relatos son cortos y están escritos utilizando no demasiados adjetivos ni palabras que puedan sobrar, y antes de saber de la polémica con Lish no sabía la razón, pero esto ocurre porque el propio Lish "podó" los relatos a su antojo. Sinceramente, he echado en falta en ocasiones algo más, algo que quizás estuviera presente en los textos originales de Carver, así que no puedo juzgarle, porque desconozco cuál era la redacción inicial del escritor. De todos modos, esta brevedad le confiere un toque especial a sus relatos, ya que todos tienen esa característica en común de ser lo más escuetos posibles, siendo esto uno de los elementos típicos del llamado realismo sucio.

En cuanto a los relatos, había pensado en poner una pequeña reseña de cada uno, pero creo que sería destriparlos demasiado, porque son tan cortos que tampoco lo veo necesario. Simplemente os diré que aunque el primer relato me dejó descolocada, porque no sabía de qué iban los relatos de Carver, y en ese  momento pensé que el libro no me gustaría, me ha encantado, y este escritor me parece un verdadero descubrimiento. No es previsible, ni aburrido, ni demasiado espeso, lo que hace que sea un escritor de relatos ideal, ya que les aporta justo lo que debe tener un relato.

Como siempre os digo, si os atrae intentad haceros con un libro y probad cosas nuevas. Yo no suelo leer este tipo de literatura, y sin embargo me ha encantado. También es bueno variar y conocer cosas nuevas, ¿no? 

Por cierto, tenía clarísimo que lo siguiente que iba a leer era La voz dormida, pero vi un libro (esta vez, mío) que me ha llamado la atención porque no lo leí en su día debido a que tenía exámenes y ni siquiera lo toqué. Pero no os voy a decir nada más. Hay que ser misteriosos como Carver ;-)

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