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martes, 25 de febrero de 2014

Operación Palace

Como veis, hoy os voy a hablar de un tema que no puede ser más actual. Y es que el domingo vi un documental precioso del que os iba a hablar esta semana, pero después de haber visto ayer (si, ayer, un día después que todo el mundo) Operación Palace y con todo el revuelo que este falso documental ha provocado, me ha apetecido escribir una entrada sobre él. 

Como os he dicho, no vi en directo este programa. Al ver tantos anuncios sobre él y al tratar un tema que siempre me ha interesado, tenía pensado verlo, pero mi madre eligió ver otro programa y finalmente no lo hice; pensé para mis adentros "pues ya lo veré en otro momento", algo que a veces cumplo y otras no. Sin embargo, enseguida me alertaron de que debería cambiar de programa, pero como digo, yo estaba haciendo otras cosas y no pensé que el consejo fuera tan bueno. A fin de cuentas, pensé, ¿alguien se atrevería a desvelar algo nuevo y realmente grave en medio de la situación que atraviesa España? 

Lo que no sabía, claro, era que, al menos en apariencia, era eso precisamente lo que estaba ocurriendo. Mientras nosotros cenábamos tranquilamente, más de cinco millones de personas estaban viendo cómo lo que siempre nos habían contado del 23-F se derrumbaba, dando paso a un gran montaje del que todas las formaciones políticas habían sido partícipes, así como el rey y varias personalidades de los medios de comunicación. 

Como el domingo por la noche no estuve en redes sociales, sino que me dediqué a ver ese documental precioso que tenía previsto comentaros, no me enteré de nada. Hasta el día siguiente por la mañana, en donde ya descubrí en diversos medios lo que había pasado: todo lo que se había contado había sido falso, argumentando Jordi Évole que había ideado este falso documental porque no sabemos realmente lo que ocurrió el 23 de febrero de 1981 y porque, de paso, nos haría pensar en si somos demasiado crédulos con la información que recibimos a cada minuto de los medios de comunicación. 

Mi primera reacción fue bastante destemplada. Al no haber visto el documental no quise comentar demasiado, pero no pude contenerme, dado el gran revuelo que se había formado. Entre las opiniones, vi una muy generalizada de enfado, y otras más minoritarias, como aquellos que decían que el documental había sido estupendo y que estaba muy bien realizado. Yo me situé en una postura fácil: argumentar una posible pérdida de credibilidad de Jordi Évole en un futuro no muy lejano, quizás influenciada también por mi propia opinión personal de sus programas. Y es que, al contrario que muchísima gente, yo no soy seguidora de Salvados. ¿La razón? No es un programa que me llame la atención. Sé que triunfa por ser una especie de Robin Hood de los periodistas (quitarle la razón a políticos, presidentes de compañías eléctricas, etc.) para dársela al pueblo, pero sinceramente, no creo que esto sirva para nada. Quien para muchos es un héroe, para mí es un periodista más, y ni siquiera, uno de los mejores. Algo que probablemente haya cambiado hoy: para quienes era un héroe es hoy alguien a quien miran con nuevos ojos, menos apasionados y más escépticos; los que por el contrario no le habíamos dado especial importancia tenemos que admitir que, al menos, ha tenido dos cosas que no todo el mundo tiene: mucho valor y grandes ideas. No todo el mundo, estando en su posición privilegiada (buenas audiencias, enorme credibilidad, prestigio avalado por premios importantes, como el Ondas) haría lo que Jordi Évole ha hecho: intentar abrirnos los ojos. 

Muchos estaréis pensando que quién es él para abrirnos los ojos, y os doy la razón solo a medias. Si este experimento se hubiera emitido por La 2, ¿estaríamos hoy hablando de él? No, porque probablemente no nos hubiéramos enterado, y eso si esta cadena hubiera tenido el valor de emitir algo así, que tampoco lo creo tal y como están las cosas en RTVE en estos momentos. Así que, cambiemos la pregunta: ¿Quién mejor que Jordi Évole para hacer algo como Operación Palace? Podéis dejar vuestras respuestas, si las halláis, en los comentarios. 

Como iba diciendo, la curiosidad y el deseo de opinar con conocimiento de causa me hizo ver el falso documental ayer por la noche, a pesar de que ya sabía que era precisamente eso, un falso documental. Intenté verlo sin estar condicionada por lo que ya sabía, pero claro, esto era imposible, ya que sabía lo más importante: el final. Aún así, me puse en la piel de alguien que no supiera el verdadero contenido del programa, y lo vi como quien ve un programa más de Salvados

Lo cierto es que a los cinco minutos ya me estaba riendo, porque ya al principio encontré un dato muy surrealista, que me pareció del todo improbable (no lo voy a comentar por si queda algún rezagado como yo sin haber visto Operación Palace, y tiene interés en hacerlo). Pero, ¿habría reaccionado del mismo modo si no supiera desde un inicio que lo que estaba escuchando era una gran mentira? Quiero creer que sí, pero no lo tengo nada claro. Y es que a veces cuesta mucho cuestionar a los medios de comunicación, especialmente aquellos a los que nos sentimos más vinculados (en mi caso, por ejemplo, El País, La Ser o, precisamente, La Sexta). Sin embargo, y viendo los medios que yo misma he mentado, muchos sí somos conscientes de que elegimos aquellos medios que son más afines a nuestra ideología; yo misma leo El Mundo o ABC con bastante escepticismo en muchos temas, y no hablemos ya de, por ejemplo, La Razón, periódico que no he abierto en mi vida. ¿No somos, pues, nosotros mismos quienes nos creamos una determinada barrera hacia estos medios que no nos gustan? ¿Nos cuesta menos dar por buena una información que leemos o escuchamos en un medio hacia el que nos sentimos próximos? 

En mi opinión, que repito, está condicionada por haber sabido lo que estaba viendo desde el primer minuto, había muchos datos que olían a mentira. Por ejemplo, ¿de verdad todas las fuerzas políticas se podrían haber puesto de acuerdo para hacer algo así? ¿Se arriesgaría alguien a poner en juego una democracia que había sido ansiada por muchos durante tantos años de esta manera? De todos los diputados que había, ¿ninguno se habría opuesto, aunque fuera a título personal y rechazando una supuesta disciplina de partido? Claro que luego las preguntas, o mejor dicho, las respuestas, se vuelven menos complicadas. Y es que, ¿cómo podemos llegar a pensar que Garci, precisamente Garci, estuvo dirigiendo y grabándolo todo? Eso después de que se rechazara a Josep María Flotats, un grande de la escena, por ser catalán. A mayores, hay datos que ya arrancan más de una carcajada, como que salir por las ventanas es más elegante que hacerlo por la puerta y que era un homenaje a La ventana indiscreta, o que Fraga montó un pollo porque tenía hambre. 

Así que imagino que muchos espectadores se irían dando cuenta de lo que pasaba conforme avanzaba el documental, porque como digo, había datos que indicaban que lo que se contaba no era real. Aún así, pongámonos en la piel de los más crédulos, o de aquellos que se lo creyeron porque no tenían información sobre el 23-F por diferentes motivos. ¿De verdad creéis que, tal y como está España en estos momentos, a nivel económico, político y social, si lo que se contó hubiese sido real hubiera visto la luz? ¿Pensáis que tal y como está la monarquía en estos momentos si se supiera que el rey fue partícipe del montaje más grande que se ha hecho en España no pasaría absolutamente nada al día siguiente? Creo que todos sabemos que si esto hubiera sido real nunca habría visto la luz, o lo haría dentro de muchísimos años, cuando no hubiera riesgos ni para la monarquía ni para los partidos políticos que siguen copando el poder. 

Así que parece que Jordi Évole tenía razón: debemos ser más críticos con lo que nos transmiten los medios de comunicación, y no dejarnos manipular en la medida de lo posible. Además, hoy estamos más prevenidos que nunca: ¿habéis visto lo buenos actores que son la mayoría de los políticos y los periodistas que salen en el documental? Creo que el peor actor con diferencia es Garci, paradójicamente. Encima, nos ha hecho reflexionar también sobre lo que sabemos acerca del 23-F, que es básicamente lo que nos han querido contar. Ya sabéis lo que se dice en estos casos: la realidad supera a la ficción. Pero quizás cuando la realidad salga a la luz no quede ningún testigo de lo que ocurrió ese día, y será la pescadilla que se muerde la cola. ¿Mi consejo? Leed, estudiad y, sobre todo, pensad. No dejemos que nadie nos engañe nunca más. 


lunes, 23 de diciembre de 2013

Especial 50.000 visitas: las entradas más leídas I (del 20 al 11)

Hola a todos. A punto de llegar a las 51.000 visitas, voy a hacer dos entradas especiales con las veinte entradas que más éxito han tenido hasta el momento, comentando algo sobre cada una. Creo que serán dos entradas interesantes, ya que para mí ha sido curioso rastrear cuáles son los post más visitados, especialmente porque me da una información muy valiosa: el conocer qué temas os interesan más. Y el resultado ha sido muy sorprendente.

Cuando escribes una entrada nunca sabes la acogida que va a tener. Aquellos libros o películas que han tenido mucha repercusión no garantizan un gran interés, supongo que debido a que todo el mundo los conoce y nadie necesita información sobre ellos. Sin embargo, libros que han pasado más o menos desapercibidos o que están lejos de lo comercial y películas no demasiado taquilleras ni muy reconocidas han generado mucho más interés que títulos que han arrasado.

Otro tipo de entradas que suelen triunfar son aquellas que etiqueto como Miscelánea, sobre todo esas en las que doy mi opinión acerca de un tema que suele estar de actualidad. Son unas entradas que me encanta escribir, porque permiten darle un pequeño cambio al contenido del blog de una manera sencilla, dando pie además en ocasiones a un debate muy interesante en los comentarios. Además, siempre me ha gustado poder expresar mis opiniones y es gratificante que alguien las lea y comente sobre ellas, esté o no de acuerdo con mi punto de vista.

Sin enrollarme más, voy a por la primera parte de la lista, que empezará por la vigésima entrada con más visitas hasta llegar a la undécima; el top ten lo publicaré en los próximos días. Las visitas se han contabilizado hasta la tarde del 22 de diciembre de 2013. Allá vamos.


20. La verdad sobre el caso Harry Quebert y Sesión Golfa, de Quequé. Esta es la única posición en la que hay un empate, y la verdad es que las dos entradas tienen mérito de compartir posición, por distintos motivos. 

La verdad sobre el caso Harry Quebert es una de las entradas que más éxito en menos tiempo ha obtenido, lo cual no me extraña, porque está arrasando en ventas estas navidades, y se postula como uno de sus regalos estrella. La gran promoción que ha tenido en medios de comunicación, grandes superficies y librerías ha suscitado mucha curiosidad en los posibles lectores y en aquellos que están buscando un libro entretenido que regalar, y a eso precisamente achaco tantas visitas, que han subido especialmente conforme se han ido acercando las fechas navideñas. Lo recomiendo como libro entretenido para pasar una tarde de domingo, aunque sin esperar que sea una novela que pase a la Historia. 

Por otra parte, me hace mucha ilusión que la entrada sobre Sesión Golfa ocupe un lugar en esta lista. Intuyo que la culpa es de aquellos que buscaron información sobre el espectáculo de Quequé antes de ir a verlo, aunque también es culpa del propio Quequé, que compartió esta entrada en Twitter en su día, atrayendo la atención de muchos de sus seguidores. Es uno de esos post que escribí sin muchas aspiraciones y que sin embargo ha conseguido pasito a paso un buen puñado de visitas. 

19. Con y sin nostalgia. Libro de relatos de Mario Benedetti, que estuvo meses cogiendo polvo en la estantería y que sin embargo fue uno de los mejores libros que leí este año. Amor, amistad, dolor y represión comparten protagonismo en los relatos que componen el libro, provocando en el lector distintos sentimientos. Muy recomendable. 

18. Quédate a mi lado. Entrada muy personal para mí, ya que trata sobre una de las películas que marcaron mi infancia y que a día de hoy sigo disfrutando cada vez que tengo ocasión. Tiene todo lo que alguien podría esperar de una buena historia: alegría, dolor, esperanza, optimismo, lucha, entrega, etc. Si a todo eso le unimos  interpretaciones como las de Susan Sarandon y Ed Harris, tendremos una película preciosa, muy adecuada para ver en estas fechas (a pesar de que es bastante triste).

17. Opinión sobre la crisis editorial y sus posibles causas. Una de esas entradas en las que intento dar mi opinión y generar debate, algo que en este caso se cumplió con creces. Los pensamientos de años y años como lectora quedaron plasmados aquí, en una entrada algo larga pero que buscaba una solución para la crisis editorial de la que tanto se habló en varios artículos de prensa hace ahora un año, y que probablemente vuelvan ahora a la palestra al finalizar 2013. Creo que sigue igual o más vigente que cuando lo escribí. 

16. Ilustres ignorantes. Uno de mis grandes descubrimientos de este año. Con años de retraso encontré un programa de esos que apenas tenemos en la televisión española, y que cuando los encuentras te dan ganas de contárselo a todo el mundo. Y es que no solo le dediqué esta entrada, sino que hablé del programa a mis familiares más cercanos, lo comenté en Twitter, hablé sobre él con amigos... en fin, lo que es un amor a primera vista. Me vi todos los programas que encontré por Internet en unos pocos meses, y todavía a día de hoy sigo mirando los capítulos de la nueva temporada, que espero con ansiedad en cuanto termino de ver el último que han emitido. Humor con mayúsculas. 

15. Martes con mi viejo profesor . Como habréis podido leer en esta entrada, este es un libro que realmente me tocó la fibra sensible. La durísima enfermedad del profesor nos acerca a casi todos al personaje del alumno que se reencuentra con él años después de haber perdido el contacto, ya que somos testigos del continuo deterioro que sufre la salud del profesor y del dolor que va sintiendo el alumno al perder progresivamente a un ser tan querido. En medio de todo el sufrimiento queda tiempo para la esperanza, la alegría y también para las inevitables despedidas que se producen en un momento tan dramático. Pienso en este libro y todavía se me ponen los pelos de punta por todo lo que me hizo sentir. 

14. La mujer zurda. Una de las grandes sorpresas de la lista. Nunca pensé que un libro como este trajera tantas visitas a mi blog, porque ni siquiera es el trabajo más conocido de su autor, Peter Handke, aunque sirvió de base para una película también dirigida por él. Un libro perfecto para leer en un viaje (ideal para los que viajéis estos días) y muy interesante si se lee sin prejuicios de ningún tipo. Si tengo la oportunidad, veré la adaptación cinematográfica. 

13. (500) días juntos. Una película que me recomendó una buena amiga y que me ayudó a ver con otros ojos una crisis personal que atravesaba en ese momento. Una suma de chico y chica no tiene por qué dar como resultado una historia de amor, y mucho menos los dos miembros de la pareja deben sentir lo mismo acerca de su relación. Adecuada para momentos críticos, y una comedia interesante llena de referencias culturales indies que ha triunfado entre la juventud. Enorme Joseph Gordon-Levitt en el papel de enamorado con venda en los ojos. 

12. 7 vidas. Sin duda, esta es la entrada más personal de todas las que he escrito; más personal incluso que algunas en las que he hablado de asuntos mucho más íntimos. 7 vidas marcó tanto mi vida que cuando volví a ver el último capítulo de la primera temporada en Youtube no tuve más remedio que escribir una entrada dedicada a esta serie con la que crecí, a pesar de que creía que nadie tendría el más mínimo interés en leer un post sobre una serie que terminó en 2006. Una vez más estaba equivocada, y en poco tiempo se ha hecho un hueco entre lo más visto del blog, algo que me hace muchísima ilusión y que demuestra que la serie sigue en el recuerdo de todos sus fans. 

11. American History X. Una de las películas que más me ha gustado en este 2013, y un ejemplo de lo peligrosas que son las ideas más radicales. Una historia muy dura, de alguien que solo ve la realidad cuando ha sufrido por lo que ha defendido siempre y ha padecido las consecuencias de ello en su propia piel. El personaje brillantemente interpretado por Edward Norton nos hace terminar empatizando con él, a pesar de que en un principio nos produce rechazo a causa de sus ideales. De las mejores películas que he recomendado por aquí, sin duda.

Aquí termina esta lista por el momento. En unos días subiré la segunda parte, con las diez entradas más visitadas, y seguro que hay alguna que todavía no habéis leído o que os sorprende que esté entre lo más visto, como me ha pasado a mí. Por mi parte solo me queda desearos unas felices fiestas y que lo paséis genial en estos días tan especiales, y, como siempre os digo, que si no os gustan estas fechas se os pasen lo más rápida y tranquilamente posible. Saludos para todos. Nos leemos. 



sábado, 26 de octubre de 2013

Fiesta del cine

Hola a todos. Hoy os traigo uno de esos artículos que de vez en cuando escribo por aquí, que no intentan hablar de una obra en concreto, sino de algo que, normalmente, está relacionado con los contenidos del blog. Son entradas que me encanta escribir y que además suelen generar un gran interés, así que espero que esta vez se cumpla la premisa de siempre.

Esta vez quiero hablaros de la llamada Fiesta del cine, una promoción que ha durado tres días (del 21 al 23 de octubre) y gracias a la cual las entradas pasaban a costar 2,90 euros si se cubría una acreditación que se podía descargar a través de Internet.

Últimamente se ha especulado mucho con las razones que alejan a los espectadores de las salas de cine. Unos argumentan que la culpa la tiene la subida del 21% del IVA cultural; otros afirman que hay una alarmante pérdida de interés entre el público, que prefiere dedicar su dinero a otros menesteres. Dentro de este último sector también hay quien considera que los espectadores, acostumbrados en su mayoría a disfrutar de las películas de manera gratuita gracias a Internet, ya no están dispuestos a pagar por algo que pueden obtener gratuitamente de un modo rápido y sencillo, sin ni siquiera salir de casa.

Seguro que hay gente a la que no le gusta el cine y que no iría ni aunque este fuera muy barato. Probablemente muchas personas, a pesar de que sí les pueda gustar ir al cine, prefieren gastar su dinero en otras cosas, considerando que el cine no es una parte importante de su ocio. Otros muchos estarán a favor de no pagar ni un duro por ver una película si la pueden ver gratis por Internet, a la hora que deseen, mientras hacen cualquier otra cosa y están relajados en su casa. Está claro que para gustos los colores, y que cada uno tiene libertad para opinar y sentir lo que quiera. Pero también lo está que el precio de las entradas tiene algo que ver en la escasa afluencia del público a las salas de cine. 

En los últimos meses en España se ha agudizado la caída de espectadores que acuden al cine. Si bien todos los factores de los que he hablado anteriormente tienen una clara influencia en estas cifras a la baja, es obvio que lo que más influye es el precio de la entrada. No me voy a meter a valorar precios que desconozco; sé que hay promociones interesantes y también ofertas que poco tienen que ver con el cine (emisión de óperas y conciertos, por ejemplo) que ayudan a sacar partido a unos cines que ya no viven solamente de las películas. Voy a hablar de lo que sé: de entradas que rondan o sobrepasan los siete euros si la película es normal y de un precio superior si la película es en 3D. 

Las últimas películas que he visto en el cine fueron Los últimos díasTesis sobre un homicidio y Efectos secundarios, y las entradas costaron unos siete u ocho euros. Pero más sangrante fue el precio de la entrada que pagué por ir a ver Up. Teniendo en cuenta que la película se estrenó en 2009, cuando el IVA cultural todavía no había subido al 21%, y que los precios en general han subido considerablemente en los últimos años, los más de nueve euros que pagué por mi entrada me parecieron muy excesivos. Además, tuve que pagar una entrada más cara por verla en 3D, cuando yo realmente no quería verla en este formato, pero la estrategia comercial de los cines hizo que tuviera que aguantarme y pagar esa entrada tan cara (e inútil en mi opinión) o esperar dos meses a que se estrenara la versión normal, la cual, por cierto, no estaba anunciada cuando se estrenó la película en 3D. Quizás si ofertaran las dos versiones a la vez (como, por otra parte, hicieron en ocasiones posteriores con otras películas) muchos probables espectadores que finalmente rechazaron ver la película debido al alto precio de las entradas hubieran visto la película en el cine. Si a esto le sumamos el corte familiar de la película, y que en principio va dirigida sobre todo al público infantil, parece lógico que muchas familias no pudieran disfrutar de la cinta. Una familia de cuatro miembros se habría visto obligada a pagar unos 38 euros por ir al cine, sin contar con los previsibles gastos a mayores que suelen reclamar los niños (palomitas, bebidas, gominolas, etc.). Teniendo en cuenta que en ese año ya se dejaban notar los primeros efectos de la crisis económica, es normal que muchos padres prefirieran sacrificar ese momento de ocio en favor de utilizar el dinero para algo estrictamente necesario, como hacer la compra o pagar alguna factura. 

Sin embargo, durante los tres días que ha durado la Fiesta del cine las salas han estado desbordadas por la cantidad de personas que se han acercado a ellas para ver, al menos, una película. El sistema utilizado consistía en rellenar la acreditación que ilustra esta entrada y presentarla en la taquilla al comprar la entrada para la película que se deseara ver.
Esta masiva afluencia de público es la máxima prueba de que el cine no ha perdido interés, sino que son otras las razones por las cuales los espectadores se han ido alejando de las salas. El martes por la noche pude comprobar con mis propios ojos cómo la gente (sobre todo, gente joven, probablemente estudiantes universitarios en su mayoría) hacían una larguísima cola para comprar sus entradas a precio reducido. ¿Si realmente existiera la falta de interés de la que algunos hablan habría semejantes colas? Lo dudo muchísimo después de haber visto la paciencia con la que esperaban muchos chavales el momento de acercarse por fin a taquilla y poder comprar sus entradas para la última sesión del día.

A partir de aquí podemos sacar varias conclusiones. La primera, que es conveniente bajar el precio de las entradas. No estoy hablando solo de que el Gobierno dé marcha atrás en la subida del IVA cultural, sino de una bajada propiciada por el propio sector cinematográfico. ¿Compensa realmente mantener los altos precios de las entradas y que sigan siendo cuatro los que se pueden permitir ir asiduamente al cine o deberían bajarse los precios, atrayendo así a un público mucho más numeroso? Está claro que 2,90 no es un precio justo por ver una película de estreno en un cine que cuenta con las últimas tecnologías, ya que lógicamente también tiene que haber un margen de beneficio tanto para las propias salas como para quienes se dedican al cine. Pero también es inocente pensar que los precios actuales no se puedan ajustar a la situación económica y social de este país, en el que la mayoría de la gente no puede permitirse ir un par de veces al mes al cine, y otros muchos ni siquiera pueden ir una vez; si hablamos de familias, como dije antes, lo más seguro es que ni se lo planteen. Habría que buscar un precio equilibrado que mantuviese a todos más o menos satisfechos: ni excesivamente barato, como los 2,90 euros que valían las entradas durante esta promoción, ni los siete u ocho euros que cuestan normalmente.

Con un precio más ajustado a la realidad actual del país los cines verían subir el número de asistentes. Ni tan siquiera poniendo siempre un precio de 2,90 euros a las entradas iban a estar los cines tan llenos como estos días, pero tampoco es normal que un negocio esté siempre a rebosar. Lo que sí es cierto es que con un precio más asequible el número de espectadores se mantendría estable, y no tendríamos titulares sobre la espectacular fuga de espectadores como los que se han visto últimamente en los principales periódicos.

Otra de las soluciones podría venir de la mano de otros empresarios. Sé que no están las cosas como para que los empresarios inviertan en negocios que no saben cómo van a resultar, pero el otro día pude ver lo llenas que estaban las tiendas del centro comercial en el que se ubican los cines a los que fui. Es un centro comercial que no suele estar demasiado lleno, y menos entre semana; yo, desde luego, nunca había visto tanta gente allí como el martes en el que estaba vigente la Fiesta del cine. Si esta promoción beneficia a todos los establecimientos del centro comercial, ¿por qué no patrocinar promociones como esta? Por ejemplo, crear una cartilla con cupones, que se darán al cliente por gastarse una determinada cantidad de dinero. Incluso aunque después hubiera que abonar una pequeña cantidad, creo que la gente se animaría a ir más al cine, y es más: seguro que mucha gente, al ser barata la entrada, compraría más palomitas o refrescos de lo habitual, ya que su precio también suele ser muy caro, pero, al pagar poco por la entrada, se vería compensado. El resultado podría ser como el pez que se muerde la cola: el espectador invierte en el centro comercial, el empresario en el cine y de nuevo el espectador en el cine y en el centro comercial, por lo que el riesgo no parece demasiado alto. Además, debemos recordar que existen los métodos de ensayo y error, y que si finalmente la promoción no resulta rentable ni atractiva siempre se podría cancelar.

También la existencia de más promociones como la Fiesta del cine a lo largo del año sería muy beneficiosa para el cine en general. En lugar de hacerlo solamente durante tres días al año, podrían hacerlo por ejemplo una vez cada dos o tres meses, que no es ni un período demasiado breve ni uno demasiado largo,  lo que haría que la movilización de espectadores que ha habido en estos días se mantuviese en el tiempo. Si a los profesionales del cine esto les parece demasiado, podrían repetir la promoción en aquellos períodos en los que la gente suele ir menos al cine, o en época de estrenos que no generan demasiada expectación. Si tenemos que pagar ocho euros por ver una película que, en principio, no nos entusiasma demasiado quizás no vayamos al cine, pero si tenemos que pagar menos dinero podremos ser menos selectivos. Y es que conozco a muchísima gente que solamente va al cine cuando se estrenan las películas de sus directores o actores favoritos, y de esta manera podría evitarse esa dependencia de las películas estrella que tiene el cine actual.

Insisto en que las promociones eventuales son solamente una alternativa a lo que debería ser la medida a tomar, la bajada de precios. Sin embargo, creo que al menos ayudarían a mitigar la carencia de público en los cines que se ha venido notando en los últimos tiempos.

No soy economista, ni experta en marketing, ni trabajo en cine. No digo que mis propuestas sean infalibles, ni mucho menos quiero caer en el error de creerme más lista que nadie, pues no es eso lo que pretendo. Pero sí me encanta ir al cine, e iría un par de veces al mes si pudiera permitírmelo con mi presupuesto de estudiante universitaria que vive de alquiler en una ciudad que no es la suya, pagando además lógicamente el transporte, la comida y todas las necesidades que pueda tener una persona en esta situación, y sin gastar, por cierto, en caprichos innecesarios. Pero esta semana se ha comprobado que son muchas las personas que seguramente se sienten como yo: aficionados al cine que tienen que renunciar a ir habitualmente porque no pueden permitírselo.

Y una cosa más me gustaría decir. Tengo 22 años y mi generación todavía sabe lo que es ir al cine desde pequeño y disfrutar de los rituales propios de esta actividad: comprar algo de comer, sacar las entradas con ilusión por entrar a la sala, etc. Sin embargo, hay generaciones posteriores a la mía que ya no tienen esa costumbre de ir al cine, porque ya se han ido criando con la costumbre de ver películas en Internet (ni tan siquiera en la televisión) y ya no se sienten en general tan cercanos como nosotros al acto de ir al cine. Y ahí es donde reside el mayor reto de quienes trabajan en la industria del cine: atraer a aquellos que no han sido nunca espectadores asiduos. En sus manos está ofrecerles un servicio accesible y atrayente que consiga captar la atención de quienes deberían ser los espectadores del futuro. Como aficionada al cine espero que superen el reto. Nos leemos.


sábado, 27 de abril de 2013

La Monarquía y los JASP

Hola a todos. Hasta esta mañana, tenía pensado escribir una entrada como las habituales de este blog, pero he visto algo que me ha hecho cambiar de opinión, y que creo se merece una entrada también.

Estoy hablando del programa Audiencia Abierta, de TVE. Para quienes nunca lo hayáis visto (no os habéis perdido nada, por lo que parece) o no sepáis qué contenido tiene, se trata de un informativo (según lo definen en la página web de RTVE), o más bien de un publirreportaje en el que tratan de vendernos la dura semana de trabajo de la Familia Real y su dedicación y esfuerzo por sacar adelante a este país.

Siendo sincera, muy pocas veces he visto algo de este programa, pero hoy me ha coincidido, y me ha bastado. Para empezar, porque me parece patético que una televisión pública dedique un programa a hacer publicidad explícita de la monarquía, ya que este espacio no tiene otro cometido que el de alabar a la institución y ensalzar la figura del rey. No estoy de acuerdo con que se emitan este tipo de programas, pero no he escrito esto para criticar al programa en sí, sino para hablar de unas opiniones que en él aparecen.

Os dejo el programa debajo de estas líneas para que podáis verlo si os apetece o por si queréis escuchar las declaraciones de las que voy a hablar. La parte del programa a la que me voy a referir comienza aproximadamente alrededor del minuto 6:42, y termina con las primeras opiniones vertidas por José Antonio Marina.

Me estoy refiriendo a las declaraciones hechas precisamente por este filósofo y por el catedrático Fernando Vallespín, en relación a los últimos resultados obtenidos por la Monarquía en las encuestas del CIS. Antes de que estas personas hablen, se dice que el apoyo a la monarquía es más bajo en los menores de 35 años, y que los mayores de 55 apoyan en gran medida a la institución. Es aquí dónde aparecen las opiniones sobre las que quiero hablar.

 En primer lugar, Vallespín indica que "una mayoría de la población verdaderamente no ha vivido la Transición y, por tanto, no ha sabido evaluar el rol que ocupó el rey en ese momento en el país", y habla de "su contribución decisiva para que se produjera la transición hacia un sistema democrático". El aventurar que una mayoría de la población no ha vivido la Transición me parece un poco atrevido, ya que no han pasado tantos años desde este momento histórico. Sin embargo, lo más grave me parece el insinuar que lo que provoca que no haya un respaldo mayoritario a la monarquía por parte de los jóvenes es su ignorancia, ya que entiendo que si no hemos vivido tal momento en primera persona, sí lo hemos estudiado y tenemos conocimiento del papel (del oficial, claro está) que tuvo el rey en todo este proceso. ¿No será que la monarquía se empieza a ver como una institución obsoleta, a la cual solo se puede acceder por pertenecer a una determinada familia y en la que no se tienen en cuenta los méritos personales de quienes ocupan y van a ocupar en un futuro tales cargos? No, en realidad todo se debe a que los jóvenes no tenemos ni idea de nada, y su opinión está basada en su desconocimiento total de la Historia de este país. Entiendo que quizás este profesor ha querido decir que como no lo hemos vivido no tenemos la influencia de la experiencia que tienen quienes sí lo vivieron, pero de ahí a que no sepamos nada de la Transición o que no podamos valorar el papel del rey a partir de los conocimientos que hemos adquirido hay mucha diferencia.

No se quedan atrás las opiniones de José Antonio Marina, que realiza una declaración todavía más llamativa que la de Vallespín al afirmar que "me atrevería a decir que cerca del 80% de los alumnos de Bachillerato es que no saben ya quién fue Franco, y entonces no tienen ningún punto de referencia (...) creen que las cosas han sido así siempre". Si verdaderamente un 80% de los jóvenes que estudian Bachillerato no saben quién fue Franco, realmente tenemos un grave problema en el sistema educativo, porque espero que nadie sea tan ingenuo como para echarle la culpa a los chavales de su falta de conocimiento en este aspecto. Sin embargo, me parece que esta estadística parte de una presunción totalmente subjetiva de quien la hace, ya que, al menos cuando yo estudiaba Bachillerato (y no hace tantos años) la Guerra Civil y el Franquismo entraban en el temario de Selectividad, que era a lo que la mayoría de los estudiantes de este nivel aspirábamos a presentarnos al finalizarlo. Pero ya no solo tendríamos un problema educativo, sino que tendríamos un problema grave de comunicación familiar, ya que yo creo que a todas las personas de mi generación (incluyendo a quienes son algo más mayores que yo y a quienes tienen algunos años menos) nuestras familias nos han contado cosas sobre aquel período, siendo imposible que nunca mencionaran a Franco. Por último, pienso que la presencia en la prensa, en la televisión, en el cine y en todos los medios de comunicación en general de Franco y de su dictadura ha sido lo suficientemente amplia como para que todos en este país sepamos quién fue Franco, independientemente de nuestra edad.

¿Cuál es el problema aquí? Que de un tiempo a esta parte no se hace más que dudar de los conocimientos de los jóvenes, ya sea por su escasa preparación, por el sistema educativo que les ha tocado en suerte (¿o es que hemos elegido nosotros la LOGSE, la LOE, el Plan Bolonia, etc.?) o por cualquier otra tontería semejante. Es cierto que no hemos vivido ciertos momentos históricos, pero no es culpa nuestra. Y el no haberlos vivido no implica que no los conozcamos a fondo y que no tengamos una opinión propia sobre ellos, de la misma validez que la de aquellos que sí lo vivieron. ¿Hay que vivir un período determinado para poder juzgarlo? Porque de ser así ya estamos despreciando muchas de las fuentes que tenemos para conocer cualquier proceso histórico.

En definitiva, lo que quiero decir es que ya está bien de juzgar a los jóvenes siempre de manera negativa. Tenemos conocimientos, opiniones fundadas y lo más importante de todo, derecho a expresarnos libremente. Si algo no nos gusta, quizá sea porque tenemos nuestras propias opiniones, formuladas quizás eso sí desde perspectivas muy distintas a las de nuestros mayores. Pero creo que nos merecemos el mismo respeto que las personas de más edad, y que se nos deje de tildar de ignorantes, sobre todo cuando las generaciones más preparadas de este país están sufriendo un paro brutal que lleva a muchos de estos chicos a marcharse de España, mientras que otros muchos seguimos formándonos sin esperanzas de encontrar un empleo acorde a nuestra formación.

Siempre se habla del respeto a los mayores, pero, ¿qué hay del respeto a los jóvenes? Creo que mientras no haya un equilibrio, esta sociedad no habrá logrado nada.

En fin, espero no haberos aburrido, pero sinceramente necesitaba escribir esto. Espero volver pronto con una entrada más tradicional. Nos leemos.

jueves, 7 de marzo de 2013

Recuperar el buen humor

Hola a todos. Hoy os traigo un post breve, pero bastante distinto a los que suelo hacer. Al final de esta entrada descubriréis los motivos por los que la he hecho, ya que aunque la idea venía de antes ha pasado algo que ha provocado que esté escribiendo estas líneas. Pero vayamos por partes.

Como sabréis, por lo que os he comentado aquí en algunas entradas, como la que hice sobre Sesión Golfa, de Quequé, me encanta el humor, y creo que es indispensable para tener una vida sana y feliz. Me apasionan los programas de humor, y guardo recuerdos especialmente buenos de tres: Splunge, Estas no son las noticias  y El informal; las series con toques humorísticos, sobre todo mi adorada Siete vidas, a la que siempre consideraré la mejor serie española de la Historia, porque era brillante (las tres primeras temporadas eran un monumento a la carcajada), la empecé a ver siendo muy niña (tanto que la grababa en vídeo porque no me dejaban quedarme hasta tan tarde) y porque siempre tuvo la capacidad de sacarme una sonrisa, incluso en mi año más triste. No me quiero olvidar de mis cómics de Mortadelo y Filemón, 13, Rue del Percebe y Pepe Gotera y Otilio (merezco la muerte por no haber mencionado a Rompetechos), todos ellos salidos de la pluma de mi admirado Francisco Ibáñez, ni de Mafalda, de la que os debo una entrada.
Otra de las cosas con las que disfruto enormemente son los monólogos, y he pensado que podía dejaros algunos para que los disfrutéis. Y recordad, el humor es siempre la mejor medicina.








*Esto fue lo que pude escribir antes de que mi ordenador, desde el que ahora mismo os escribo, se estropeara. La cosa ha sido tan seria que he tenido que comprarme otro, que he recibido hoy mismo, aunque evidentemente todavía tengo que configurarlo y meterle las cuarenta mil cosas que todos sabéis que necesita un ordenador. Así que a partir de ahora intentaré actualizar con un ritmo semejante al anterior, a pesar de que tengo una carga de trabajo bastante alta. De paso, os pido perdón por no haber avisado de lo que sucedía, más allá de haberlo dicho en mi cuenta personal de Twitter. Espero que al menos os guste la entrada y que os hayáis reído, aunque sea un poco. Nos leemos. 

miércoles, 9 de enero de 2013

Trabajo, trabajo y más trabajo

Hola a todos. Como veis, he tardado bastante en publicar una nueva entrada. La verdad es que estoy muy agobiada, tengo mucho trabajo por hacer y en ello estoy, centrada en los estudios y en intentar sacar el curso adelante. Me da mucha rabia no poder escribir más, pero apenas me conecto, estoy bastante desconectada del mundo y el tiempo de descanso que tengo lo dedico a dormir y a estar con la familia.Intentaré hacer algunas entradas, en este caso seguramente sobre música o arte, ya que me he dado cuenta que a este último lo tengo un poco de lado y mi tía me ha regalado unos libros preciosos sobre este tema, que ya os he dicho que me encanta.

Como para hoy no he podido preparar nada, os voy a dejar una canción que he descubierto hace poco y que ya es muy especial para mí.. A lo mejor os sorprende esta elección, porque no es del estilo de las que suelo publicar, pero me parece magnética, dulce y, lo mejor de todo, habla de ese aire nuevo que entra de vez en cuando en nuestra vida prometiendo quedarse mucho tiempo a nuestro lado. En fin, espero que os guste y que podamos leernos en muy poco tiempo. Gracias por seguir estando ahí día a día.



sábado, 29 de diciembre de 2012

Opinión sobre la crisis editorial y sus posibles causas

Hola a todos. Espero que estéis pasando unas buenas fiestas y que vuestra entrada en el año nuevo sea maravillosa y esté llena de esperanza, para encarar el nuevo año con la ilusión necesaria.  De todos modos, espero poder escribir otro post antes de que finalice 2012, así que nos leeremos antes de que llegue el próximo año.

Esta entrada surge a partir de la lectura de un artículo publicado en la edición digital de ABC, cuyo enlace os dejo aquí. Como veis, habla de la espectacular caída de ventas en los últimos años, coincidiendo con la crisis económica que venimos atravesando desde hace algún tiempo. Se aportan datos muy llamativos de los escasos ejemplares que se venden, incluso aquellos firmados por autores muy reconocidos y que cuentan con muchos seguidores. Las novedades editoriales no consiguen alcanzar cifras de ventas como antaño, y esto normalmente se achaca a dos causas: la crisis y la piratería.

Es lógico que la crisis económica haya hecho bajar el número de ejemplares vendidos, ya que para muchas personas no es lo mismo gastarse veinte euros hoy que hace siete u ocho años, por la pérdida de poder adquisitivo. Está claro que las prioridades son ahora otras y que uno de los primeros campos en los que todos recortamos es en el ocio, por considerarlo menos importante que otros de los que no podemos prescindir. En cuanto a la piratería, es obvio que ha subido notablemente, sobre todo desde que el libro electrónico se ha ido haciendo un hueco en el mercado. Sigue un proceso similar al de la música y el cine, y desde luego esto es un peligro para el mundo editorial, sobre todo si el público llega a interiorizar que no hay necesidad de pagar por un producto que se puede conseguir gratuitamente, algo que de momento no ha ocurrido en el campo de la literatura, o al menos no de modo mayoritario.

Pero es muy fácil para las editoriales y el mundo de la cultura en general echarle toda la culpa a factores externos, sin hacer ni la más leve autocrítica a su trabajo. Y desde luego, parece que alguna culpa tienen, porque no son capaces de realizar un producto que atraiga tanto como para que los lectores quieran comprarlo.

Desde fuera, se intuyen varios problemas que podrían afectar a la venta de libros. El primero de ellos no es novedoso, ya que desde hace tiempo lo vengo observando, y además no solamente yo opino de esta manera. Recuerdo que personas allegadas a mí me comentaban la mala calidad de encuadernación que tenían algunos libros. Novedades editoriales con un precio superior a veinte euros que vienen editadas en unas pobres tapas blandas que, cuando colocas al fin el ejemplar en tu biblioteca, ves cómo van cediendo a su peso, doblándose y deformándose. ¿No son veinte euros suficientes para vender un libro bien encuadernado? ¿Es tan caro realizar una buena edición o simplemente se busca solo el máximo beneficio, sin intentar ofrecer un buen producto, que cumpla las condiciones que se le suponen a su precio? Personalmente, solamente compro este tipo de libros para regalar, y solo los tengo si me los regalan. No estoy dispuesta a pagar más por un producto cuyo único aliciente es que acaba de salir al mercado, ni siquiera si es de uno de mis autores favoritos. Me parece una tomadura de pelo para el consumidor que incluso una edición de bolsillo tenga más calidad que una novedad editorial, y que la primera solo ofrezca un formato más largo que al no apoyarse en unas tapas duras aguanta peor el paso del tiempo. Bien es cierto que hay que disculpar a algunas editoriales que no hacen eso, y que ofrecen un producto acorde a su precio de venta, con tapas duras, sobreportada y papel de calidad, pero si os dais una vuelta por una librería veréis que son muchas las editoriales que ofrecen productos con una relación calidad-precio más que discutible.

Otro de los elementos que a mi modo de ver perjudican la venta de libros es su alto precio. Si bien antes el poder adquisitivo era mayor y se podían gastar mayores cantidades de dinero, desde hace unos años la coyuntura económica es otra bien distinta, en la que para muchas personas cada céntimo cuenta. ¿Cómo se adaptan las editoriales a esta nueva situación? Manteniendo los precios o incluso incrementándolos, como si la crisis económica no existiera. Entiendo que los gastos para las editoriales serán mayores que hace unos años, pero quizá ajustando un poco sus precios obtendrían una respuesta mayor por parte del público. Se echan de menos promociones con descuentos en el precio de compra, como las que existen en otros muchos productos. Sin pensar demasiado, se me vienen a la cabeza crear ofertas por comprar dos libros de la misma editorial o descuentos al comprar los ejemplares de una saga, descontando algunos euros de las continuaciones del primer libro, para fomentar su venta. No hablo de hacer grandes rebajas, pero sí creo que solamente con una pequeña rebaja se podrían conseguir unos mejores resultados de ventas que los actuales.

Algo relacionado con esto que acabo de explicar y que me llama mucho la atención desde hace tiempo es que no se ofrezcan productos que incentiven la compra de libros. Es cierto que últimamente veo algunos cofres con libros (aunque bastante cutres, no suelen pasar de ser una caja de cartón para colocar los libros en cuestión) o libros que traen una agenda o un disco. Pero si nos ponemos a analizar, son muy pocos los títulos que cuentan con estos alicientes, y además estos ya suelen ser superventas. Este hecho me parece muy llamativo, porque otros sectores culturales sí saben aplicar bastante bien el uso de merchandising para obtener unas ventas más amplias, como la música. Ofrecer camisetas, bolígrafos, mecheros, discos, cuadernos o cualquier otro tipo de regalo al lector incita a la compra, máxime si este ya es aficionado a un escritor en particular. Incluso para regalar sería una opción magnífica, ya que el concepto iría algo más allá del típico libro con el que solemos obsequiar a nuestros seres queridos, por ejemplo, en estas fechas. Además, hay que contar con que estos regalos no supondrían un gran coste para las editoriales, ya que suelen ser muy asequibles, y sin embargo podrían reportarle una subida en las cifras de ventas.

No cabe tampoco echarle toda la culpa a las editoriales, ya que muchos escritores también tienen parte de culpa en la crisis editorial. La falta de originalidad de los textos es alarmante, y abunda la concentración temática en lugar de la variedad que debería existir. Esto lo podemos ver en dos casos muy obvios. El primero es cuando se pone de moda un determinado tipo de novela, algo de lo que tenemos casos muy cercanos en el tiempo, como la trilogía de Stieg Larsson o más recientemente los libros de Cincuenta sombras de Grey, e inmediatamente aparecen en el mercado un montón de libros que copian su temática y hasta su estética sin ningún tipo de pudor. Supongo que esto ocurre porque existe una demanda nueva de estos temas que están de actualidad, pero también hay que tener en cuenta que no todo el mundo se deja llevar por estas corrientes, y que estas personas deben tener también productos destinados a ellos. El otro caso es la poca iniciativa de algunos escritores de éxito, que se obstinan en repetir siempre la misma fórmula: tramas semejantes, personajes calcados entre sí, etc. No se puede pretender que así el lector siga siendo fiel a un escritor, por mucho que le haya podido gustar en el pasado, ya que a nadie le interesa leer varias veces el mismo libro pero con títulos diferentes. Ejemplos de esto último no hace falta que los dé, porque estoy segura de que algunos nombres se os han venido a la cabeza.

En fin, supongo que hay miles de factores más para que las cifras de ventas estén en niveles tan bajos como los actuales, pero creo que estas claves que he dado se incluyen en ellos. Así que ojalá que el mundo editorial decida afrontar 2013 con una buena dosis de autocrítica y que mejore sus productos y sus resultados, ya que la cultura nos enriquece a todos. Como siempre, nos leemos.

lunes, 17 de diciembre de 2012

El último arreón

Hola a todos de nuevo. Como os dije el último día que escribí, estoy apurando el cuatrimestre, con lo que ello conlleva: tener muy poco tiempo para pasarme por aquí. Además, a esto se ha unido alguna que otra circunstancia personal adversa que ha impedido que tuviera más tiempo libre en los últimos días.

Ahora mismo estoy estudiando, me quedan seis páginas para terminar el temario pero me da una pereza increíble terminarlo. Me suele pasar, cuando llego hacia el final del temario en lugar de sentirme animada para acabar de estudiar lo que me ocurre es que no quiero seguir. Pero bueno, quedan muchas horas por delante y finalizaré el temario sí o sí.

A quien no le gusta nada que esté estudiando y se pone de los nervios solo de verme concentrada en los apuntes es a mi bichito, que intenta llamar mi atención haciendo todas las gamberradas posibles y más. Ahora parece que ha entendido que tengo que estudiar y que no le puedo hacer demasiado caso y está sentada sobre la silla de mi escritorio. Como disculpa por no ofreceros nada nuevo, os dejo una foto que me encanta y que ahora mismo tengo de fondo de pantalla de mi ordenador. La hice una noche en la que también me quedé estudiando y ella, harta de que no le prestara atención, se puso encima de mi libro impidiendo que siguiera con el estudio.


¿No os encanta su cara de enfado/tristeza/orden? Cada vez que veo esta foto sonrío, sobre todo cuando estoy lejos de ella.

Como estoy un poco desanimada y algo falta de energía, os voy a dejar un temazo que siempre que lo escucho me deja muy buen sabor de boca (no como a los chicos que salen en el videoclip, por cierto ;-)) y me da ese empujón que a veces nos falta, como cuando estamos como yo en pleno proceso de estudios.


Como veis, la canción es So what, de Pink, y como muchos sabréis se la dedicó al que entonces era su exmarido, aunque luego volvieron y tuvieron una hija. El videoclip es una obra de arte y una oportunidad para echarse unas risas con las situaciones que se plantean tras una ruptura sentimental.

En fin, como ya os dije espero terminar el libro que tengo pendiente y dejaros aquí un comentario, y también subir algunas opiniones sobre varias películas que también tengo que escribir. Espero poder hacerlo muy pronto. Como siempre, gracias por leerme y por estar ahí, y mucho ánimo a los que tengáis que estudiar. Nos leemos.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Sesión Golfa, de Quequé

Hoy voy a hacer la entrada que prometí la semana pasada, y que he ido postergando por diferentes motivos que no vienen al caso. Como veis, el tema es un poco distinto al habitual, pero me pareció un espectáculo tan bueno que no podía dejar pasar la oportunidad de dedicarle una entrada.

Ya os hablé en Twitter en los días previos y después de acudir a ver a Quequé de la ilusión que me hacía poder verlo en un teatro, porque soy su fan desde los tiempos de Splunge (que parece que fue ayer pero ya hace nada menos que casi ocho años desde su estreno), y además fui una seguidora incondicional del programa Estas no son las noticias, de cuando Cuatro era un canal más innovador e independiente de lo que lo es ahora. Todavía recuerdo con nostalgia hacer los deberes temprano para estar libre a las ocho y poder mirar este programa en la televisión, de lunes a viernes sin falta, y disfrutar de mi hora de risas sin preocupaciones.

Así que cuando mi padre me dijo que venía Quequé a dar un monólogo en mi ciudad ni me lo pensé, y de hecho esa misma noche reservé las entradas por Internet. Sí, las entradas en plural, porque a mi padre también le entraron ganas de ir a verlo, ya que también le gusta mucho el humor.




No voy a decir que fui al auditorio con pocas expectativas, porque evidentemente esto no es así, pero tampoco esperaba que al salir me doliera la tripa de tanto reírme. Creo que no estuve un minuto seria desde que Quequé salió al escenario hasta que la actuación terminó. Y ni eso, porque después me daba la risa recordando algunas frases que había dicho.

Obviamente no os puedo destripar de qué va el espectáculo, porque perdería parte de la gracia. Os puedo decir que es más que un monólogo y que también hay música. En cuanto a los temas, son más o menos los que se pueden esperar de un acontecimiento de estas características: relaciones de pareja, sexo, ¡música! y algunos chistes de esos que no podrían emitirse en ningún medio de comunicación, pero que nos hicieron reír a carcajadas.

Sé que no soy objetiva, pero mi padre sí lo es y no sabéis lo que se pudo reír esa noche. Salió del teatro riéndose y comentando algunas de las frases más grandiosas de la actuación. Le pareció un espectáculo muy entretenido y yo, que estaba a su lado, le oí reír tanto o más que yo, por mucho que me diga que yo no paraba de reírme y que se me escuchaba desde lejos (cosa que no puedo negar, porque de verdad no podía dejar de reírme a pesar de que empezaba a tener agujetas en la tripa). Además, había ciertos detalles que el propio Quequé estaba contando que sabía que eran ciertos, como que nació un 6 de enero,  y otros que me recordaron etapas pasadas, como el vídeo que os voy a poner para cerrar la entrada. Los que veíais Estas no son las noticias y los que hayáis visto el monólogo sabréis de lo que hablo.

En fin, solo puedo deciros que como a Quequé se le ocurra ir a Santiago volveré a ir a verlo, porque de verdad es una oportunidad para olvidarse de los problemas y la sensación de relax con la que sales de la sala es alucinante. Sabéis que hay cosas que recomiendo con reservas, pero en este caso no es así. De hecho, si pudiera os obligaría a todos a que acudierais a verle, porque creo que con un poco de humor el mundo iría muchísimo mejor.

Me despido ya, aunque eso sí, sin dejar de recomendaros una de las canciones favoritas de Quequé, sin duda de su grupo preferido, como ya nos dejó claro en Estas no son las noticias...






He intentado poner la canción original, pero Youtube no me deja... lo siento. 
                     

martes, 20 de noviembre de 2012

La casita de Up

¡Hola a todos! Hoy he tenido ocho horas de clase, y estoy derrotada. Pero bueno, como siempre os digo intento sacar algún tiempo para dejar algo escrito por aquí.

Los lunes por la noche siempre miro Isabel y luego Tu cara me suena, eso sí, en el ordenador, porque solo hay una televisión en el salón y prefiero estar en cama, en pijama y bien cómoda. Y mientras entraba en la página web de Antena 3 he dado con una noticia que me ha parecido tan bonita que he pensado que tenía que ponerla aquí. 

Ya sabéis que adoro la película Up, de la cual hice un post cuyo enlace os voy a poner aquí por si no lo visteis en su día: http://deletrasyotrosvicios.blogspot.com.es/2012/09/up.html. Y para ser sincera debo confesar que he tenido varias veces de fondo de pantalla imágenes de la película, y más concretamente de la casa volando con un montón de globos de colores saliendo por la chimenea. 

Pues bien, hoy me he encontrado con la noticia de que un aventurero ha sido capaz de volar con una casa semejante a la de la película, es decir, movida por un montón de globos de colores. Jonathan Trappe, que así se llama este hombre, tiene además el proyecto de cruzar el Atlántico volando en una lancha salvavidas impulsada por globos de colores.

Os dejo las fotos y la noticia, todo ello sacado de la página web de Antena 3:






sábado, 17 de noviembre de 2012

La japoneidad de Murakami

Hola de nuevo, estaréis alucinando por ver que escribo dos entradas en un día pero no me he podido resistir. Y es que he encontrado un artículo en el periódico ABC sobre la japoneidad de Haruki Murakami, a partir de un estudio realizado por el traductor Carlos Rubio. No sé si sabéis que existe una cierta polémica sobre si la orientación de los libros de Murakami está demasiado occidentalizada o si realmente se plasma el mundo japonés en el que transcurren. Os dejo el enlace para que lo leáis vosotros mismos:

         http://www.abc.es/cultura/libros/20121117/abci-viaje-japon-murakami-201211161726.html

Sinceramente, creo que en la obra de Murakami sí aparece bien representada la cultura japonesa, ya que realmente hay muchísimos elementos de sus libros que pertenecen a ella. La comida y la forma de ser son dos de las constantes japonesas que aparecen en todos sus libros. En cuanto a que hay ciertos elementos occidentales en estos textos, me parece completamente normal que así sea, ya que a fin de cuentas estamos en un mundo totalmente globalizado, y no tendría sentido que apareciera un Japón cerrado a él, porque eso no es real. Claro que hay ingredientes occidentales, como por ejemplo las referencias musicales, pero esto está justificado por lo que he dicho anteriormente.

En fin, supongo que habrá quien tenga otro punto de vista, pero yo creo que está más que claro que este autor conjuga perfectamente ambos mundos, pero siempre respetando las costumbres japonesas. ¿O es que  The Beatles no han calado en la sociedad nipona?

lunes, 5 de noviembre de 2012

Silenciar la música

Hoy os traigo una de esas entradas que prometí en su día pero que por falta de tiempo no he podido hacer antes. En este caso me gustaría expresar mi opinión sobre una noticia cuyo enlace os dejo a continuación, para que la podáis leer: http://rollingstone.es/concerts/view/madrid-prohibe-la-musica-en-la-calle. Creo que el titular es lo suficientemente elocuente como para que os hagáis una idea del contenido, aunque no está de más que leáis la noticia entera. Tengo que decir también que se trata de una actualización de la noticia original, que en su momento recogía medidas más duras que las adoptadas finalmente, que a mi parecer siguen siendo exageradas y bastante absurdas.

Y es que se está penando a los músicos como si estuvieran cometiendo un acto vandálico contra la ciudad. Entendería una medida así si estas personas se dedicaran a formar un gran alboroto, pero personalmente siempre me he encontrado en la calle con músicos respetuosos, y por cierto, algunos de ellos muy talentosos.

Por estudios, vivo en Santiago de Compostela, y además me paso la mayor parte del tiempo en mi facultad, situada en el casco antiguo, justo una de las zonas en las que los músicos callejeros están más presentes. Allí, hay profesionales que están varios días a la semana tocando, sin descanso, y otros que actúan esporádicamente. Les da igual que llueva casi todos los días y que sus ingresos no sean demasiados, y siguen tocando pase lo que pase, aunque no estén en las mejores condiciones para hacerlo. Además, es gente que toca muy bien su instrumento, y no hace falta tener demasiado oído para saber si alguien toca bien o no, ni tan siquiera entender de lenguaje musical. Me parece que le dan un toque muy bohemio a la ciudad y que dan alegría a lo que para mí es básicamente un lugar de estudio, aunque estemos hablando de una zona muy bonita y eminentemente turística para todos los viajeros que se acercan a Compostela.

Así que cuando leí la noticia de lo que se pretende hacer en Madrid me pareció un comportamiento indignante, que solo busca recaudar (como tantas otras medidas que se están tomando últimamente) y hacer daño a los sectores menos pudientes, por no hablar de los ataques hacia la cultura que está acometiendo el gobierno central, como la subida del IVA al 21% en este sector. No creo que en España tengamos una buena cultura musical, ya que ni siquiera su enseñanza en las escuelas está bien planteada, lo que acarrea consecuencias posteriores. Y actuaciones como esta no hacen sino mermarla y dañarla, además de quitarle a estos músicos el poco reconocimiento social que les quedaba. Parece que aquí solo están reconocidos los músicos de cierto éxito, máxime cuando muchos son solamente cantantes, algo que no critico pero que creo que está bastante reñido con ser un músico de verdad. En el país donde el programa La Voz arrasa cada miércoles, como antes lo hicieron otros fenómenos como Operación Triunfo, que obtuvo un espectacular calado social, los músicos callejeros recibirán multas si actúan en la calle sin consentimiento, o al menos en la capital, que siempre se suele poner como paradigma de ciudad cultural.

Entrando en lo personal, os voy a contar un par de anécdotas que muestran la importancia de estos artistas dentro de los contextos de las ciudades para la gente que vive o está de turismo por ellas. La primera ocurrió en Santiago hará un par de meses a lo sumo. Salía de la facultad y bajaba como todos los días por el casco antiguo. Coincidió que había un hombre al que nunca había visto tocando la guitarra y cantando con un precioso acento argentino. Me pareció que tenía una voz maravillosa, y que la canción que tocaba era muy especial, ya que le ponía mucho sentimiento. Delante de mí iban dos chicos hablando de sus cosas, que frenaron en seco al escuchar a aquel músico e interrumpieron su conversación para hacer comentarios sobre el talento que tenía aquel hombre y lo bien que interpretaba su canción. El hombre les sonrió y les dio las gracias en cuanto hubo acabado su actuación, sinceramente agradecido por los elogios de los jóvenes. La segunda es posterior y es un recuerdo de mi reciente viaje a Madrid. Si bien allí es verdad que había muchos músicos callejeros, de los cuales ninguno hacía demasiado estruendo ni tocaba mal como les parece a los políticos que han adoptado la polémica medida, hubo uno que captó mi atención por encima de los demás. Se trataba de un acordeonista, que estaba tocando Yesterday de The Beatles por la zona de Palacio Real. No sabéis lo que es darse la vuelta, ver el palacio y sus preciosos jardines envuelto por las notas de esta famosísima melodía, y más en un instrumento tan magnético como el acordeón. Es curioso cómo ese detalle se me ha quedado extrañamente grabado en mi memoria, quizá por la nostalgia que transmitía el paisaje con esa música de fondo.

No creo que sea la única que sepa apreciar el trabajo de miles y miles de músicos callejeros que nos regalan día a día sus actuaciones, que añaden música a nuestras vidas y que ayudan a crear un ambiente mejor en las ciudades. No me queda otra que lamentar una vez más que se vaya a imponer la tontería sobre el talento, la mediocridad (y a veces, ni eso) sobre la sensibilidad y el saber hacer. Solo queda esperar que esto no dé ejemplo y que otros lugares sigan con la senda iniciada desde Madrid, ya que sería una verdadera lástima que se silenciara la música en las calles.

viernes, 26 de octubre de 2012

Vuelta a la rutina

Hola a todos de nuevo. Como veis, ya estoy por aquí, aunque eso sí, enferma y agotada, tirada en la cama. No es la mejor de las sensaciones precisamente, pero este ha sido el precio de estar unos cuantos días por Madrid.

Sabéis que no suelo hacer entradas sobre temas personales, pero la verdad es que estos días lo merecen. Y además también hemos tenido tiempo para la cultura, así que este viaje también tiene cabida por aquí. Pero evidentemente ha habido mucho más que eso.

Primero, un viajecito en un tren Alvia desde Santiago hasta Madrid, de nada menos que unas seis horas. Y luego todavía hay politicuchos como Artur Mas que dicen que el AVE gallego no es necesario... en fin, lamentable. Además, el viaje fue bastante cómico, porque nos tocó ir con un borracho que iba diciendo incongruencias varias, sin que los interventores tomaran ninguna medida, lo que provocó la incomodidad de la mayoría de los viajeros. A pesar de todo, íbamos con tanta ilusión que a Thelma y a mí nos dio un poco igual. Eso sí, Renfe nos dio unos auriculares, así que cumplí con una de mis máximas aspiraciones vitales: que Renfe me diera algo. Y por cierto, que sepáis que nos pusieron la película Intocable durante el trayecto, justo cuando hacía menos de una semana que la había visto (y cuyo post os dejo aquí por si no lo habéis leído todavía: http://deletrasyotrosvicios.blogspot.com.es/2012/10/intocable.html).

Después llegamos a Madrid y estábamos tan cansadas que deberíamos habernos quedado dormidas a las doce como muy tarde, pero no fue así porque entre los nervios por el concierto del sábado y que estábamos juntas y podíamos hablar hasta la madrugada y sin necesitad de un ordenador para hacerlo nos quedamos dormidas tardísimo. El viernes lo dedicamos a hacer turismo por Madrid (Teatro Real, Callao y parte de Gran Vía, Alcalá, Cibeles, Sol, etc.) y a ir a la Fnac, en donde, contra todo pronóstico, solo me compré Mylo Xyloto, de Coldplay. Es la primera vez que voy a la Fnac y me gasto tan poco dinero (7 euros). Como anécdota final, decir que nos perdimos de vuelta a casa y que estuvimos una hora y media dando vueltas sin saber llegar, cuando tendríamos que haber llegado en cinco minutos.

Al día siguiente nos levantamos a las siete y media para hacer cola para el concierto de Muse. Y lo peor no fue eso, sino llegar y que hubiera bastante cola. Nuestras caras de cansancio lo dicen todo, aunque también creo que la ilusión que teníamos era tan grande que traspasa las fotos.



Y bueno, qué decir de todas las anécdotas que vivimos esperando en la cola. Por ejemplo, cuando nos encontramos con nuestras amigas Ana, Pamela y Raquel; cuando traumatizamos a un niño que se preguntaba qué hacíamos allí esperando, cuando el servicio de limpieza se llevó todas las cosas que nos habían traído, etc. Para mí lo único duro fue aguantar el frío en la espalda, ya que llovía y me mojé y lo pasé bastante mal, aunque después  nos trajeron unos plumas para abrigarnos que yo no me quité ni cuando ya salió el sol.





Cuando llegó la hora de entrar al recinto no nos quedó más remedio que separarnos, pero sé que las dos disfrutamos del concierto. El concierto en sí se merece una entrada entera, aunque para mí es algo tan personal que no sé si la haré. Muse no defraudaron, y aunque como os dije que harían no tocaron Bliss estuvieron tan inconmensurables como siempre. Tuve la suerte de estar en una de las primeras filas y de ver el concierto desde una posición privilegiada, y todavía a día de hoy no me puedo creer haber estado tan cerca de Matt Bellamy. Y para los que os lo preguntáis... sí, lloré en el concierto, al inicio, porque no me podía creer que estuviera ante Muse otra vez. Por cierto, decir que me gustaron bastante los teloneros, The Joy Formidable, aunque es cierto que estábamos todos tan impacientes por ver a Muse que no les prestamos la atención suficiente.



Y aunque el concierto era la excusa para ir a Madrid, el lunes, tras un domingo de descanso, volvimos a hacer turismo por Gran Vía, Plaza de España, Sol, Palacio Real, Teatro Real y unos cuantos sitios más. Ya después de comer fuimos al Museo del Prado, que para mí es visita obligada cuando voy a Madrid, y estuvimos allí tres horas recorriéndolo. Eso me recordó que os debo unas cuantas entradas dedicadas a algunos cuadros, que es algo que he dejado de lado en el blog a pesar de que me gusta mucho ese tema. Y hablando de Gran Vía, me hubiera encantado ir a ver algún musical, sobre todo El Rey León o Sonrisas y Lágrimas, ya que tengo un gran recuerdo de cuando fui a ver hace casi dos años Los Miserables en el teatro Lope de Vega.

El martes volvimos de nuevo en tren, con un viaje más relajado pero también más intenso, porque al ser el viaje de vuelta se nos hizo más duro. Además, yo creo que empezaba a estar enferma, y así sigo a día de hoy. Pero a pesar de ello estoy muy feliz, porque ha sido una experiencia inolvidable para mí y creo que me hacía falta darme este capricho antes de encarar completamente este curso tan duro que tengo por delante.

Supongo que a la mayoría esta entrada os dará igual, pero me apetecía compartir con vosotros un momento tan bonito y especial de mi vida, que ojalá se pueda repetir próximamente. De todos modos, en breve ya haré una entrada similar a las habituales, esperando por supuesto que esta también os haya gustado. Nos leemos.




*Las fotos son cortesía de Thelma y de Raquel (gracias). 

jueves, 18 de octubre de 2012

Rumbo a Madrid

Normalmente cuando os escribo lo hago estando calmada y siendo muy consciente de lo que estoy diciendo. Bien, pues hoy no, porque me comen los nervios. Y es que mañana (¡pero qué digo mañana, hoy mismo, quedan horas!) me voy a Madrid para ver el sábado a Muse, y por si esto fuera poco me voy con la loca de Thelma, de la que os dejo un enlace a su blog: http://demenciaespacialentusojos.blogspot.com.es/. Y ahora es cuando entráis en su blog y pensáis "Dios mío, ¿te vas con esa loca?" Pues sí xD Esa loca es mi mejor amiga, lo que pasa que yo disimulo bastante bien mis pequeñas taras en este blog.

Os cuento todo esto, que supongo que os importará un pepino, porque estos días no voy a actualizar, ya que vamos a aprovechar para estar por Madrid y darnos unos cuantos paseos por allí. De todos modos, podéis estar seguros de que para la semana habrá por lo menos una nueva entrada, porque pienso deciros que estoy de vuelta sana y salva y de paso contaros algo.

Como tengo que irme a dormir ya, os voy a dejar una canción de Muse que refleja mi estado anímico actual. Nada me haría más ilusión que verla en directo, pero me temo que  va a ser imposible, así que me tendré que conformar con ver el vídeo con vosotros, que no os poco teniendo en cuenta que es probablemente el último vídeo de Muse que voy a ver antes de su concierto. No sabéis la ilusión que me hace verlos de nuevo, de verdad. Pude verlos en Santiago en 2010, y aunque fue una de las mejores noches de mi vida me sentí bastante sola, porque tuve que ir yo sola y además me dieron plantón a las tres de la tarde, cuando ya llevaba unas cuantas horas haciendo cola para entrar. Me puse tan triste y tan nerviosa que hasta dudé de si era seguro ir al concierto, pero al final mi amor por Muse pudo más y disfruté como una enana. Además, tuve una suerte increíble, ya que hice cola con unas chicas fantásticas de Ponferrada que me acogieron como si fuera una más de su pandilla, y al final del concierto, cuando llegó el momento de volver sola hacia la estación de tren a las cuatro de la mañana y por una zona de Santiago que no conozco nada, me acerqué a un grupito de dos chicas y un chico y se portaron genial conmigo, llevándome hasta una parada de taxis y esperando incluso a que llegara uno que me recogiera. Luego Renfe hizo de las suyas y el tren tardó unas tres horas en llegar a mi parada, cuando el tiempo normal de ese trayecto son unos treinta y cinco minutos, pero incluso en el tren pude hablar con unas chicas muy simpáticas que me dieron conversación durante el mal rato que pasamos. Así que poder compartir este nuevo concierto con muchos amigos, incluso algunos a los que nunca he tenido la oportunidad de ver antes, es un regalo fantástico que no pienso desaprovechar. Va a ser increíble poder estar con ellos y disfrutar del espectáculo todos juntos.

En fin, que me pongo ñoña y no me pega nada ;-) Os dejo el temazo Bliss, del disco Origin of Symmetry, que es sin duda uno de mis favoritos de Muse.




En fin, espero que lo paséis bien durante mi corta ausencia. Como siempre, podéis dejar los comentarios que queráis que yo los responderé encantada a mi vuelta. Mil besos para todos.

viernes, 12 de octubre de 2012

Opinión sobre el Nobel de Literatura

Antes de empezar con esto, me gustaría decir que obviamente no me considero la persona más capacitada del mundo para emitir una opinión sobre el fallo del Premio Nobel de Literatura, pero sí creo que, como todo el mundo, tengo derecho a decir libremente lo que pienso acerca de él y de otros premios semejantes. Como el de los premios es, además, uno de esos temas que particularmente me irritan, sé que acabaré hablando de otros galardones además del Nobel, y también de premios que nada tienen que ver con la literatura, pero que me parece que ejemplifican bien el carácter arbitrario de algunos premios.

Siempre digo que no soy crítico de nada, y en verdad no lo soy, pero tengo mi criterio y también me gusta defenderlo cuando creo que toca. Y hoy es uno de esos días en los que necesito hacerlo. Así que voy a aprovechar este pequeño espacio propio para opinar sobre este tema. 

Como todos sabréis a esta hora, el ganador del Nobel de Literatura de este año ha sido Mo Yan, un escritor chino al que yo particularmente no conocía, aunque sí me suena una película basada en una de sus obras. Así que hasta aquí no puedo criticar nada, porque seguramente sea un gran escritor y uno de tantos merecedores del premio. Solo queda felicitarlo.

Lo que no me parece tan bien es esa manía que hay últimamente de que hay que darle premios a gente que hace algo más que escribir, practicar deporte, etc. Me explico: aunque por lo visto no es el caso de Mo Yan, últimamente percibo que para que a alguien le den un premio tienen que darse, además del talento natural, una serie de circunstancias que lo justifiquen (por decirlo de alguna manera) totalmente. Si eres un exiliado, un disidente, etc., tienes más probabilidades de ganar un premio importante. Algunos pensaréis que suena raro, pero esto ocurre realmente, y ha pasado en varias ocasiones. A mí particularmente me parece estupendo que la gente luche por sus ideas, y con más mérito si lo hacen en una dictadura, pero no veo lógico que esto suponga un aliciente a la hora de decidir quién debe ganar un premio de una disciplina determinada. No creo que influya para nada en el talento la vida que haya llevado el artista en cuestión.

Otro de los grandes argumentos a la hora de que le den un galardón a alguien es que sea una persona solidaria. Mostrar su apoyo por una causa determinada, aparecer en actos relacionados con ella o tener una fundación son claves para que la candidatura sea más sólida. Y aquí voy a poner algún ejemplo para ilustrarlo, aunque poco tenga que ver con la literatura. En los Premios Príncipe de Asturias, que también poseen un aura de prestigio muy importante, se suele premiar a aquellos que, además de triunfar en su campo, tienen algún tipo de fundación o desempeñan algún papel solidario destacado, algo que podemos ver por ejemplo en el área de deportes. ¿Qué tiene que ver esto con el talento? Nada, pero queda bonito. En cualquier caso, habría que ver cómo funcionan muchas de esas fundaciones y si realmente la solidaridad que practican estas personas es totalmente limpia, desinteresada y fuera de toda duda. No olvidemos los beneficios fiscales que conlleva tener una fundación o realizar donaciones a causas benéficas. No quiero restarle mérito a las personas que deciden llevar a cabo una labor social importante, pero también creo que tenemos que contemplar los beneficios que esto reporta.

Y si hablamos de los Príncipe de Asturias,  tenemos que hablar de la evidente tendencia a otorgarle premios, sobre todo deportivos, a españoles. Aquí hay casos flagrantes de premiados que, haciendo menos méritos que otras personas, se han llevado el premio en cuestión. A mí personalmente se me vienen dos casos clarísimos a la cabeza. El primero de ellos es el premio que se llevó Fernando Alonso en el año 2005, cuando Michael Schumacher ya era el piloto más laureado de la Fórmula 1. Es cierto que al menos luego tuvieron la coherencia de darle el premio a Schumacher, dos años después, pero sigue siendo injusto que el piloto asturiano obtuviera el galardón antes que el alemán. Mirando los datos de los premiados, también he visto que Arantxa Sánchez Vicario fue premiada un año antes que Steffi Graf, en otro claro resbalón del jurado. Siguiendo con el tenis, creo que no hay que olvidar el caso de Rafa Nadal, que recibió el premio en 2008, cuando le ha tocado competir con Roger Federer, que es para muchos el mejor tenista de la Historia, y quien, por cierto, todavía no ha recibido el premio. Ojo: no estoy dudando del talento de ninguno de estos deportistas españoles, ya que los tres son dignos de admiración, y aunque por edad con Arantxa no tanto, con Fernando y con Rafa he disfrutado muchísimo viéndolos ganar cosas impensables para los deportistas españoles, pero no creo que eso les de un mérito extra para recibir un premio tan prestigioso y que se vanagloria de ser internacional antes que deportistas que claramente superan sus palmareses.

Sé que algunos pensaréis que escribo esto porque aún me dura la pataleta porque el premiado con el Nobel no haya sido Murakami, del que soy fan confesa. Es cierto que algo de esto hay, porque además soy consciente de que para el año lo tiene muy difícil, ya que considero improbable que den dos premios de estas características a dos asiáticos consecutivamente, pero también creo que hay una realidad que está ahí y que todo el mundo puede ver. Y eso que me he ceñido a premios importantes, porque si viéramos cómo se compran ciertos premios musicales o cinematográficos estoy segura de que nos parecería asombroso e injusto.

En fin, gracias por leerme y gracias también por vuestras opiniones, que siempre son bien recibidas, sean próximas a la mía o distintas, que para eso todos somos diferentes. Nos leemos.