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domingo, 8 de junio de 2014

Lo que me queda por vivir

Hola a todos. Lo primero, muchísimas gracias por seguir ahí al pie del cañón, incluso cuando he tenido que estar ausente unos cuantos días, unos por obligación y otros porque necesitaba echar el freno, pensar y relajarme un poco, que falta me hace. He acabado una etapa y me enfrento a otra llena de proyectos, algunos todavía inciertos, que os iré contando poco a poco. Pero eso será en próximas entradas.

Esperaba poder escribir hoy otra entrada, la que os debo sobre Ilustres Ignorantes World Tour, pero lo cierto es que necesito un par de imágenes y hoy no las puedo conseguir. Ahora, ya os anuncio que valdrá la pena la espera, ¡qué gran noche la del 31 de mayo!

Pero como hoy quería dejar escrita una nueva entrada, sobre todo por todos aquellos que, como he dicho, seguís ahí incluso cuando veis que no doy señales de vida, os voy a hablar de un libro que me ha acompañado en estos días de trenes, de idas y venidas. Me refiero a Lo que me queda por vivir, de la escritora Elvira Lindo, libro que me habían recomendado hace ya tiempo y que tenía muchas ganas de leer.

Nunca había leído una novela de Elvira Lindo que no fuera infantil, ya que lo único que había leído de ella son las novelas de Manolito Gafotas, como muchísimos niños de mi generación, aunque en este caso a mí no me volvían loca (me gustaban más las aventuras de El pequeño Nicolás, las de Los Cinco y las de Guillermo Brown, por ejemplo). Lo más reciente que había leído de Elvira Lindo son sus artículos en El País, que aunque tampoco son mis favoritos es cierto que tiene algunos estupendos.

Sin embargo, Lo que me queda por vivir me había provocado mucha curiosidad, así que aprovechando los ratos muertos en el transporte público he ido leyendo esta singular e intimista historia sobre una madre y su hijo. Y es que ese es precisamente el mejor resumen que se le puede hacer a este libro: una madre, un hijo y el mundo que ambos han construido juntos. Claro que no estamos ante una madre perfecta, sino ante una madre que se ve desbordada por sus circunstancias personales, complejas en lo personal y algo menos en lo profesional, en una época que tampoco fue un cuento de hadas: la década de los ochenta.

Antes empleaba el adjetivo "intimista", y no es casual, ya que no estamos ante una gran historia, sino ante una historia normal, mundana, que cualquiera podría haber vivido en unos años convulsos y llenos de cambios. La madre, Antonia, se esfuerza en sacar adelante a su hijo de cuatro años, confuso ante la extraña relación de amor-odio de sus padres, mientras intenta evolucionar en todos los niveles. Pero esta evolución no será sencilla, puesto que ella vivirá momentos muy duros, en los que tendrá que tomar decisiones que cambiarán el destino de sus vidas para siempre. Y ahí reside el encanto de esta novela: en que todos sabemos lo que se siente cuando debes elegir entre dos opciones realmente trascendentales, circunstancia que nos lleva a sentirnos identificados con Antonia y su caos vital.

No es el mejor libro que he leído en mi vida, y espero que no sea tampoco el mejor libro que vaya a leer en este verano que se aproxima. No me he sentido enganchada a la historia en ningún momento, y no tenía esa urgencia que todos los lectores empedernidos sentimos cuando hemos encontrado un libro que nos roba todo nuestro tiempo libre, y a veces hasta el que no lo es. Sin embargo, es innegable que es un libro con alma, en el que cada problema duele y en el que los sentimientos te hacen pensar en lo duro que es a veces estar en el mundo, aunque sea de paso. Creo que si alguna vez os habéis sentido muy tristes sin tener muchas razones para ello, u os habéis sentido solos sin que tampoco esto tuviera demasiado sentido, os sentiréis identificados con una Antonia que es todo fuerza, aunque ella se vea frágil como un vaso de cristal.

Confieso que cuando acabé de leer Lo que me queda por vivir me quedé un poco decepcionada, ya que consideraba que el final debería haber sido algo menos anodino, hasta que me di cuenta de que quizás un final más impactante, como el que yo esperaba, podría no tener ningún sentido. Y es que, ¿cómo es el final de una vida normal, o, en este caso, de una etapa de esa vida? Pues, casi siempre, un punto y seguido o, como mucho, un punto y aparte y a iniciar un nuevo párrafo.

No es este un libro que recomiende a todo el mundo, porque como veis no me ha apasionado, pero sí creo que puede funcionarles a todas aquellas personas que disfruten con una historia personal, de andar por casa si me descuido, pero muy bien escrita, algo que siempre se agradece. Con sus virtudes y sus defectos, no me arrepiento de haberle dado una oportunidad a esta madre angustiada y desamparada casi a tiempo completo. Un saludo a todos, en unos días estaré aquí publicando ya la entrada que todos, yo incluida, estamos esperando. Nos leemos.


jueves, 20 de marzo de 2014

La gente feliz lee y toma café

Hola de nuevo. Hoy os voy a hablar de un libro que está en boca de todos en estos momentos. Lo cierto es que La gente feliz lee y toma café llega precedido por muy buenas críticas, además de por un buen volumen de ventas. Así que en cuanto pude me hice con él, ya que además es un libro bastante breve que se puede compaginar con una ajetreada rutina. 

La protagonista, Diane, es una parisina casada y con una hija que ve cómo un accidente de tráfico acaba con su familia, quedándose sola y haciendo su vida añicos. Incapaz de mover ficha durante un par de años debido a su estado anímico, su mejor amigo y socio de su café literario, Félix, le sugerirá varios planes con el fin de que se recupere y vuelva a ser la que un día había sido. Sin embargo, la propia Diane emprenderá sola su nueva vida en un pequeño rincón de Irlanda, Mulranny, en donde todos serán muy amables con ella salvo su vecino, Edward. Pero la historia volverá a dar otro giro y esta relación finalmente irá a más, dando paso a un gran cambio en la actitud y la forma de pensar de Diane, que poco a poco se irá reponiendo de su desgracia. 

Antes de nada, os voy a explicar cómo leí la novela, porque luego será importante en mi opinión. Empecé a leer el libro este lunes mientras iba en el tren, y me enganchó tanto que cuando llegué a casa seguí leyendo todo lo que pude, hasta que mis obligaciones me hicieron abandonarlo. Leí unas sesenta páginas del tirón, y de haber tenido tiempo podría haberlo acabado en ese mismo momento. El martes no pude continuar, pero el miércoles leí lo que me faltaba para terminar la novela. 

¿Por qué os cuento todo este rollo? Por una sencilla razón: he comprobado que dejé de leer en el momento en el que el libro pasa de ser aceptable, con una historia sencilla pero bonita, a ser... mejor lo explico a continuación. 

Al principio, el libro me gustó mucho, ya que me pareció que estaba muy bien escrito, y además engancha muchísimo, puesto que el comienzo no puede ser más brutalmente trágico, lo que hace que queramos saber cómo Diane va a superar (¿la va a superar?) una situación tan dura. La parte en la que la protagonista decide poner tierra de por medio y mantenerse a flote por sí misma es muy interesante, y hasta me parece bastante realista y bien perfilada. Se nota que la autora, Agnès Martin-Lugand, es psicóloga y, por tanto, conoce muchos perfiles que la habrán ayudado a modelar a una protagonista que es, con mucho, y a pesar de todos sus defectos, lo mejor de la historia. De hecho, la historia en un principio hasta me recordó a La delicadeza, un libro que me conmovió muchísimo y me pareció muy recomendable. 

Me gusta también la idea del viaje físico de Diane, que, forzada por las circunstancias, hará también un viaje espiritual que romperá en gran medida con su pasado. Su incursión en un lugar muy diferente a París, habitado por gente también muy distinta a la que ella había frecuentado en su ciudad, es interesante e incluso provoca momentos bastante simpáticos, que encuentran la complicidad del lector. 

El primer cliché aparece con Edward, el hombre que aparentemente parece postularse como firme candidato a ocupar su corazón tras la muerte de Colin. Edward es un hombre huraño, introvertido y, sencillamente, desagradable hasta decir basta, y al que Diane, por supuesto, odiará por ser tan grosero. ¿De verdad alguien se acercaría por segunda y tercera vez a una persona que te cierra la puerta en tus narices y te contesta con malos modos cada dos por tres? Entiendo que el amor es complicado y que cada persona es un mundo, pero sinceramente, lo veo muy imporobable, y más en una persona que, como Diane, está pasando por un período muy sensible de su vida. Como la vida no la ha tratado lo suficientemente mal, se enamora (o lo que sea) de un hombre que no la trata, precisamente, con delicadeza. 

En cualquier caso, hasta ahí podría valer. Entiendo que el paso del personaje de Edward a osito de peluche tierno es fundamental para que la novela siga enganchando, y que sería muy fácil que Diane se enamorara de un hombre dulce y de trato fácil. Vale. Pero, de la mitad del libro hacia el final, la cosa se vuelve todavía más complicada, con la aparición de una tercera persona. No quería nombrar este episodio, pero la escena de la pelea de gatas me disgustó tanto que sentía que debía decirlo. Me voy a frenar y no voy a dar más detalles, pero hacía tiempo que no veía nada escrito con tan poco gusto y tan estereotipado. Para mí es, con diferencia, lo peor de la novela, y una de las cosas que peor sabor de boca me han dejado. 

Obviamente, tampoco os voy a desvelar el final. Diré que hay cosas que no me han gustado y otras que me han sorprendido gratamente, sobre todo porque (y eso sí debo reconocerlo) no es el típico final. Es un final también realista y, aunque un poco absurdo en cierta medida, no me ha disgustado demasiado. 

Supongo que a estas alturas muchos estaréis confundidos. ¿Recomiendo La gente feliz lee y toma café? Como siempre os digo, lo que recomiendo es ver las cosas (en este caso, leerlas) antes de hablar de ellas. Como novela, no me parece impresionante, y alguna parte me ha causado un profundo rechazo, pero tampoco es un libro pésimo; en caso de tener que ponerle nota, para mí no pasaría de un seis justito, y más por el principio tan bonito y que tanto me enganchó el lunes que por otra cosa. Eso sí, he leído opiniones de críticos y de algunas personas a las que les ha gustado mucho esta historia, aunque también he leído otras mucho más duras que la mía. Y eso es lo bonito de esto: que nadie tiene la verdad absoluta, porque, ¡qué cierta es esta frase!, sobre gustos no hay nada escrito. Nos leemos. 



lunes, 17 de marzo de 2014

Sin destino

Hola a todos. Como últimamente esto parecía más "De cine y otros vicios", hoy os voy a hablar de un libro. Reconozco que, muy a mi pesar, las entradas sobre películas suelen tener más éxito que las que escribo sobre libros, especialmente si la película está en cartelera o ha tenido premios y nominaciones recientes, como ha pasado con cuatro de los últimos post (La vida de Adèle12 años de esclavitudDallas Buyers Club y El lobo de Wall Street); sin embargo, no quiero que el blog pierda su esencia original, así que hoy me voy a dejar de tanto cine y a cambio os traigo un libro precioso, que estoy segura os va a dejar una profunda huella una vez lo hayáis leído. 

Estoy hablando de un libro titulado Sin destino, escrito por el húngaro Imre Kertész. Probablemente de entrada este escritor no os suene de nada, o solamente lo conozcáis de oídas, pero en 2002 recibió el Premio Nobel de Literatura por su obra, que está profundamente marcada por sus vivencias personales: Kertész pasaría un año en dos campos de concentración, Auschwitz y Buchenwald, en los que vivió todos los horrores que allí ocurrían. 

Imaginaos por un momento a un chico de quince años que se tiene que enfrentar a todas esas desgracias, unidas a saber que su padre también está en un campo de concentración (y no saber si está vivo o muerto). Pues eso es lo que nos encontramos en Sin destino: la historia de un adolescente que, en un solo año, se vuelve viejo, según él mismo relata en un momento de la novela. 

Alrededor de los campos de concentración nazis siempre se ha generado mucha literatura y muchas películas, basadas con mayor o menor fortuna en la realidad, pero nunca habrá mayor verdad que la que nos puede contar alguien que los vivió en sus propias carnes (salvo que mienta deliberadamente, claro está). No os puedo decir en qué medida lo que se relata en Sin destino es autobiográfico, pero sí que las fechas en las que el escritor y el personaje están en los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald coinciden, así como coinciden sus edades al entrar y al salir, y, por tanto, el tiempo que pasan en dichos lugares. Por ello, imagino que la realidad estará muy presente en el relato, y de hecho es obvio que muchas de las cosas que aparecen son reales por el conocimiento que vamos teniendo de lo que se hacía en los campos de concentración nazis. 

Evidentemente, la historia de Sin destino es muy dura, habiendo momentos especialmente difíciles de digerir, sobre todo sabiendo que las atrocidades que se narran sucedieron en la realidad. Sin embargo, el protagonista nos hace ver que de todo se puede sacar algo positivo, algo esperanzador. Es muy curioso y hasta impactante el final de la novela, que lógicamente no os voy a contar, pero en el que el protagonista muestra otros sentimientos aparte de los que nos podríamos imaginar todos. De hecho, incluso en los peores momentos hay aspectos positivos, como el compañerismo que aparece entre los presos en determinados momentos, pero como digo, eso es algo que debéis descubrir con vuestra lectura. 

Como habéis ido viendo en estos años, y sin contar con todos los libros que había leído antes de comenzar a escribir en este blog, he leído muchos libros a lo largo de mi vida. La mayoría me han gustado en mayor o menor medida, pero lo realmente complicado es que un libro te marque. Pues bien, este es de esos libros que marcan para siempre. Destaca la sencillez del narrador, que utiliza un lenguaje claro, simple y directo aunque con un discurso muy bien construido para explicarnos su durísima experiencia, sin darse importancia y sin alimentar innecesariamente los momentos que más se prestarían al morbo. Y es que el narrador es muy importante, ya que nos introduce de tal forma en la historia que ya no podemos dejar de leer, al sentirnos dentro de ella; de hecho, he de reconocer que entre eso y que el libro tiene alrededor de 160 páginas me lo leí casi del tirón. 

Siempre he defendido el entretenimiento por sí mismo, y creo que es genial leer o ver películas solo por evasión, pero si encima tenemos la oportunidad de, al mismo tiempo que nos entretenemos con una gran obra, aprender algo de ella y conseguir que nos sea útil a nivel personal, habremos logrado algo que nos servirá para siempre, y creo que Sin destino es el mejor ejemplo de esto. A todos los que tengáis curiosidad por conocer más sobre nuestro pasado, a los que os guste analizar la mente humana y sus distintas aristas, o sencillamente, a quienes os guste conocer un testimonio de primera mano para ver qué hay de verdad en este tema en concreto, os recomiendo que no os perdáis este libro.

Espero que os haya gustado la recomendación de hoy. No me olvido de que os debo un comentario sobre un estupendo documental que os prometí hace dos o tres semanas, pero antes de redactarlo prefiero volver a verlo para tenerlo más fresco y poder escribir una entrada mejor. Un saludo para todos, nos vemos en unos días. 

jueves, 9 de enero de 2014

Libertad

Hola a todos. Con esta entrada, cierro mi lista de libros leídos en 2013, que, por cierto, considero bastante buena, sobre todo porque ha sido variada y entretenida, y esas son para mí dos de las cualidades más importantes que se pueden esperar. A partir de aquí, ya me centraré en las cosas que iré descubriendo en este 2014 que acabamos de empezar, y ya os puedo adelantar que ya tengo un par de post más en mente, uno sobre una película y otro sobre una serie. Pero no adelantemos acontecimientos: demos por terminado primero un año que ha sido, sin duda, muy prolífico para este blog. Allá vamos. 

Hoy os voy a hablar de uno de esos libros de los que todo el mundo ha hablado en los últimos años, y casi siempre para bien. Tanto la crítica como el público parecen aplaudir la novela de Jonathan Franzen, así que cuando el libro cayó por fin en mis manos no podía estar más contenta. 

Se han referido a ella como una de las mejores novelas de este siglo (algo que teniendo en cuenta lo que llevamos de siglo, tampoco me parece tan halagador) y como la novela clave para conocer la sociedad norteamericana. Así que imagino que, como yo, los lectores esperaban que este fuera uno de esos libros que te marcan y que recuerdas siempre, ya sea por su prosa, por sus personajes o por contar una historia apasionante. Como no puedo hablar demasiado de otros lectores, voy a hablar de lo que yo he sentido leyendo esta novela, aunque primero voy a intentar contar algo sobre ella. 

Libertad es la historia de una familia norteamericana, los Berglund, a lo largo de varias décadas. Empezamos siendo testigos de la historia de ¿amor? de una pareja, que será la protagonista absoluta de la trama, y también de los problemas personales que ambos tuvieron que afrontar en su juventud. Después, veremos su evolución como pareja y la relación que tendrán con sus dos hijos, especialmente cuando estos llegan a la adolescencia y pasan por la consabida etapa de rebelión propia de la edad. Pero la novela no se queda en el simple retrato de familia, y apuesta por conectar a los personajes con su tiempo, dándonos a conocer la faceta más oscura de Estados Unidos, que, entrando ya en el terreno de la opinión personal, es para mi gusto lo que mejor se plasma en la historia. A los que piensen que han leído spoilers, podéis estar tranquilos: la novela ya nos presenta a unos Patty y Walter adultos y padres de dos hijos que han vivido unos últimos años llenos de cambios importantes en sus vidas, así que no penséis que estoy desvelando nada que os pueda estropear la historia.

Aunque he escuchado opiniones de todo tipo, a mí me ha parecido en todo momento un libro muy ameno y sencillo de leer, y para nada se me ha hecho pesado, aunque sí reconozco que no me ha enganchado especialmente; no he sentido ese cosquilleo y esa intriga por llegar al final que he sentido con tantos y tantos libros. Reconozco que si por alguna razón me hubiera visto obligada a dejar de leer Libertad no habría sentido una gran inquietud por conocer su final, quizás porque no cuenta con una trama plagada de incógnitas, sino que más bien es una novela tranquila, en la que a pesar de que suceden muchas cosas y se dan cambios muy importantes estos ocurren, salvo contadas excepciones, de un modo muy lineal, que no sobresalta al lector. Sin embargo, no quiero decir con esto que no haya sentido curiosidad por seguir avanzando en la historia, ya que ambas cosas son muy distintas. Simplemente quiero decir que no me ha tenido en ascuas, pero sí me ha entretenido y me ha llenado mientras leía.

¿Qué opino de Libertad como novela? En primer lugar, quiero dejar claro que, por culpa de los elogios de los que antes he hablado, tenía las expectativas muy altas. Esto es importante, porque no es lo mismo leer un libro esperando pasar un buen rato que leerlo esperando que sea una grandísima novela que te marque como persona. Como digo, yo me inclinaba más hacia la segunda opción, y creo que en eso ha residido el fallo: me he quedado un poco fría. ¿Es un mal libro? No. ¿Es entretenido? Sí. ¿Consideras que es la gran novela del siglo XXI? Si esta es la gran novela del siglo XXI, espero que llegue pronto el XXII. He tirado de ironía, pero creo que se entiende perfectamente lo que quiero expresar: a mis ojos, no es el novelón imprescindible que nos han vendido. Insisto en que es entretenido, tiene momentos muy buenos, personajes que están bastante bien perfilados (aunque los personajes femeninos se nota que los ha dibujado un hombre, porque no llega a dotarlos de un verdadero carácter femenino más allá de los tópicos habituales), nos habla brillantemente de la zona oscura sociopolítica de Estados Unidos y, sobre todo, está escrito decentemente. Pero para mí, hay muchas novelas que cumplen con estos requisitos y a las que no se les ha dado tanto bombo. Necesitaría algo más para decir que es LA novela, para mí es UNA novela.

Como veis, no me arrepiento de haber leído este libro, porque creo que está bien y que es interesante, además de tener esos puntos fuertes que acabo de describir. Como análisis de la sociedad actual, y sobre todo, de la norteamericana, tiene un cierto interés, porque el creciente individualismo de los últimos años, las contradicciones absolutas, la hipocresía y otros elementos que la caracterizan están muy bien plasmados en la historia, sin que se juzgue por ello a los personajes. Lo que recomiendo es leerla con unas expectativas normalitas, como las que podéis tener cuando empezáis a leer cualquier otro libro, sin dejaros influir por los comentarios que hayáis podido leer o escuchar sobre él, incluyendo por supuesto este. Quizás sin esperar demasiado disfrutéis más de un libro que, como digo, me ha dejado un poco a medias. Ya me contaréis vuestra experiencia. Nos leemos.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Expiación (libro)

*Actualización: si buscas la entrada sobre la película Expiación pulsa aquí.

Hola a todos. Esta es una entrada muy especial para mí, ya que tengo que agradeceros las más de 50.000 visitas alcanzadas en los últimos días. Siempre lo he dicho, pero creo que esta es una buena ocasión para repetirlo: cuando empecé a escribir aquí nunca pensé que alguien tendría interés en lo que publico, y mucho menos pensé que un par de años después de haber comenzado esta aventura estaría aquí, escribiendo para agradeceros no solamente las visitas, que son lo de menos, sino el cariño y el interés que ponéis siempre en las nuevas entradas que voy publicando. Cada correo electrónico y cada comentario son un empujoncito que me van animando siempre a seguir escribiendo, aún cuando las ganas no me sobran o cuando no tengo demasiado tiempo. Me encantaría poder ofreceros cosas nuevas todos los días, pero escribir sobre libros, películas y demás lleva un tiempo, ya que primero tengo que aproximarme a las obras y luego reflexionar sobre ellas antes de poder escribir. Aún así, es maravilloso saber que las notas a las cuatro de la mañana sobre algún libro, las notas en la pantalla del ordenador sobre algún detalle de una película y los post-it pegados a páginas estratégicas de muchas novelas sirven para algo. No quiero ponerme más pesada, así que, por última vez, ¡muchísimas gracias a todos por estar al otro lado! 

Sé que en las últimas entradas dije que cuando sobrepasara las 50.000 visitas iba a publicar una serie de entradas especiales. Lo mantengo, pero esta no será una de esas entradas. Sin embargo, la razón que me ha hecho cambiar de idea creo que es muy válida: acabo de leer un libro muy especial del que estoy deseando hablaros. 

Hace unos cuantos años que quería leer Expiación, porque siempre he leído cosas fantásticas sobre esta novela de Ian McEwan. Siempre que había decidido leerlo por fin se me cruzaba otro libro que me alejaba de él, así que poco a poco he ido postergando su lectura. Hasta estos últimos días, en los que no he podido dejar de devorar las más de trescientas páginas de esta apasionante novela. 

Acabo de definir Expiación como un libro especial, y es que no puedo hacerlo de otro modo, ya que es especial en varios sentidos. En primer lugar, la historia que se nos cuenta lo es, ya que mezcla romance y temática bélica en un asombroso puzzle en el que están muy bien contados ambos mundos. Me parece muy interesante la parte en la que se habla de la guerra, así como la que nos revela cómo era la atención a los soldados británicos que iban llegando a Inglaterra desde Francia, en su mayoría gravemente heridos. Sobre esto ha habido una agria polémica, que os dejo aquí por si os apetece consultarla, pero más allá de cualquier disputa creo que es una parte que refleja muy bien la realidad, porque precisamente se basa (citándolo, por cierto) en ella. También es especial la estructura del libro, dividido en tres partes (cuatro, si tenemos en cuenta una especie de epílogo que aparece al final de la novela) que cuentan épocas distintas en la vida de sus protagonistas; lo es también el hecho de que al final sepamos que Briony, la protagonista y novelista, ha podido cambiar finales que muy probablemente no se habrían dado en la realidad, dejando en el aire que lo real y lo imaginario fueran o no iguales. Para finalizar, el propio personaje de Briony es peculiar: perseguida por un feroz sentimiento de culpabilidad durante toda su vida, irá construyendo una relación cómplice con el lector, que después de odiarla terminará por comprenderla y por compadecerse de la reacción ante lo desconocido de una joven de trece años.  

Sabéis que me encantan los libros en los que hay un poco de todo y que no se basan solamente en una temática, y este tiene una interesante mezcla en la que sobresale la historia de amor alrededor de la que gira toda la trama, pero también muchos odios y rencores, extrañas relaciones familiares y mucho arrepentimiento. Todo eso unido al cambio de circunstancias de la época en la que se sitúa la acción, tanto a nivel político como social, conforman una historia llena de importantes cambios a todos los niveles que afectarán de lleno a los personajes de la novela.

Como muchos sabréis, existe una adaptación cinematográfica que se estrenó en 2007 (¡cómo pasa el tiempo!) y que espero ver pronto, porque tiene muy buenas críticas a pesar de que eso no ocurre demasiado a menudo cuando un libro tiene tanto éxito como este. Si la veo os dejaré un comentario sobre ella, espero que positivo, ya que como digo la película tuvo grandes críticas y además tuvo bastante éxito en las principales entregas de premios. Me da un poco de miedo que la cinta esté dirigida por Joe Wright y protagonizada por Keira Knightley, porque su Orgullo y prejuicio me pareció bastante aburrida (aunque es cierto que el libro tampoco me gustó demasiado), pero espero que esta vez me sorprendan para bien. Nos leemos en breve, quizás con una entrada de las prometidas. ¡Hasta entonces!




sábado, 7 de diciembre de 2013

Las lágrimas de San Lorenzo

Hola a todos. Lo primero que tengo que hacer es pediros disculpas por haber actualizado tan tarde, pero entre unas cosas y otras he tenido que retrasar la publicación de esta entrada hasta hoy. De hecho, incluso me ha costado publicarla durante el puente, ya que tengo un problema con mi conexión a Internet y no parecía posible que pudiera hacerlo, aunque finalmente ha habido suerte y ya está por fin publicada. Intentaré que el próximo post vea la luz antes que este, y que no transcurran tantos días sin una nueva entrada, para que al menos haya alguna novedad que pueda entreteneros.

Hoy quiero hablaros de un libro algo diferente a los que suelo leer habitualmente, pero que me ha ganado desde el primer momento. Se trata de Las lágrimas de San Lorenzo, escrito por Julio Llamazares, de quien leí durante mis años de instituto su obra Luna de Lobos, que me gustó bastante, aunque quizás no tanto como el libro del que hoy os voy a hablar.

Decía que Las lágrimas de San Lorenzo es un poco distinta de las novelas que leo normalmente debido a su fuerte carácter intimista. Si estáis buscando una novela con acción, historias cruzadas, giros argumentales y demás, este no es vuestro libro; si por el contrario sabéis apreciar una novela más tranquila, totalmente orientada al mundo interior de su protagonista, esta puede ser una gran elección. No quiero decir con esto que durante la novela el protagonista-narrador se dedique únicamente a plasmar sus opiniones, sino que este va contando detalles de su vida aprovechando la nostalgia que le produce una ocasión muy especial para él: la contemplación de las estrellas fugaces que se pueden observar durante la noche de San Lorenzo, en Ibiza, el lugar donde fue feliz en su juventud, y acompañado por su hijo, al que ve poco debido a que este vive con la expareja del narrador en Francia. 

Estamos hablando de un libro bastante cortito, pero muy intenso debido precisamente a que todo es narración. La noche de San Lorenzo sirve de excusa para que el protagonista recuerde los hechos más trascendentales de su vida: sus estancias en distintos países de Europa, la muerte de su hermano, el descubrimiento de los secretos que guardaban sus padres, sus amores y desamores, etc. La nostalgia solamente se verá algo interrumpida gracias a los diálogos que tiene el protagonista, un profesor de universidad, con su hijo, que cumplirá trece años en poco tiempo y que empieza a buscar las respuestas que todos hemos querido tener a esa edad.

Durante estos días he hablado con algunas personas sobre Las lágrimas de San Lorenzo, pero he notado que las respuestas se parecen sospechosamente cuando les he comentado por encima la trama del libro. Son comentarios habituales los típicos "¿Pero realmente de qué va?" o "¿Solamente pasa eso?". Me parece curioso que los libros fundamentalmente narrativos siempre lleven sobre sí el lastre de ser poco entretenidos o directamente aburridos, cuando tenemos ejemplos fantásticos de que esto no siempre es así, como este libro. Eso sí, entiendo que no a todo el mundo le gusten este tipo de libros, pero sí que creo que son muy interesantes para conocer distintos rasgos de sus protagonistas, en este caso, del profesor: su miedo a asentarse en un lugar y echar raíces, su extraña relación con su familia (tanto con los muertos como con los vivos), su forma de tomar decisiones, su sentimiento de temor ante el paso del tiempo, su instinto de protección hacia un hijo al que apenas puede ver, etc. Y es que este tipo de libros, y este en especial, nos regalan una de las mejores experiencias que podemos tener con un libro: sentirnos identificados con lo que estamos leyendo.

Y es que si bien las acciones pueden o no llevarnos a este sentimiento, los pensamientos siempre nos brindarán la oportunidad de sentirnos más cerca del personaje. Y eso es lo que me ha pasado a mí con este libro, que en varios momentos me ha hecho sentir muy próxima al protagonista, a pesar de la amplia diferencia de edad que nos separa. Es cierto que parte de esta circunstancia viene dada por anécdotas que tenemos en común, como una que protagoniza su hijo, Pedro, cuando de pequeño sintió pánico mientras daba una vuelta en una noria infantil, algo que me pasó a mí cuando tenía cuatro o cinco años (y sí, todavía me acuerdo, tan grande fue el susto que me llevé) o nuestra pasión común por ver las estrellas caer a mediados de agosto. Pero, coincidencias personales a un lado, también hay otras comunes a todos, tales como el miedo al paso del tiempo, a echar raíces en un lugar determinado y, por ejemplo, ese sentimiento de soledad tan deseado en algunos momentos y tan odiado sin embargo en otros, en los que necesitamos estar arropados por los demás.

Diferencias y coincidencias hacen de este libro una historia muy humana, llena de errores y algunos aciertos, real como lo son todas las vidas. Y este es su máximo valor: el de contar una vida que podría haber sido vivida por cualquiera, sin heroísmos ni valentías, sino con las debilidades propias de las personas. De ahí su magia. Nos leemos. 

viernes, 22 de noviembre de 2013

La delicadeza

Hola a todos. Primero, quiero daros las gracias por seguir ahí aún cuando yo no os puedo prestar tanta atención. He pasado varios días muy ocupada, unos por motivos más alegres que otros, y aunque esta entrada empecé a escribirla el domingo pasado no la he podido terminar hasta hoy. Es increíble ver que a pesar de todo habéis seguido visitando el blog, comentando y siguiendo su cuenta de Twitter, que poco a poco va sumando nuevos seguidores. Cosas como estas son las que me hacen recordar cada día que tengo que mantener esto vivo, porque no os podéis imaginar la vida que me dais con cada aportación que hacéis. Gracias, de corazón.

Hoy os voy a hablar de un libro que me han recomendado un par de personas en los últimos meses, aunque debo decir que en un principio no me atraía demasiado, quizás porque no me pareció una historia muy original. A veces cometemos el error de creer que un libro o una película tienen que contar una historia muy compleja y elaborada para que guste, olvidando que las historias sencillas también pueden llegar a tener mucho encanto e interés.

Hay libros que fallan en lo esencial: el título. El título, junto con la portada en general, es lo primero que percibimos de un libro, lo primero que debería llamarnos la atención y hacernos sentir, al menos, curiosidad sobre lo que podremos encontrar en él. Sin embargo, este es uno de esos libros que tienen el mejor título que podrían llevar. La delicadeza es, sin duda, una gran síntesis para lo que luego leeremos, y además es bastante atractivo por lo sugerente que resulta en un primer momento, cuando no sabemos nada sobre el argumento del libro.

Así que finalmente las recomendaciones y la intriga por saber qué era lo que tanta gente veía en este libro me han empujado a leerlo. Y el resultado no ha sido para nada decepcionante. 

David Foenkinos es un escritor parisino que se ha consagrado gracias a esta novela, con la que ha conseguido, además de un gran éxito de ventas, varios premios literarios en su país natal. Tal ha sido la acogida del libro que incluso ha tenido su propia adaptación cinematográfica, realizada por el propio escritor y su hermano, Stéphane. La película se estrenó en 2011 y está protagonizada por Audrey Tautou y François Damiens. De la película poco más os puedo decir, porque no la he visto, salvo que mi Nathalie no se parece en lo más mínimo físicamente a la Tautou, ya que en mi cabeza la protagonista era alta y rubia (a saber la razón). De todos modos entiendo la elección, porque Audrey Tautou tiene un magnetismo similar al de Nathalie, como comprobaréis quienes leáis la novela. Me ha llamado la atención que la película, al contrario que el libro, que desde el inicio ha sido muy aclamado por crítica y público, no ha tenido una gran acogida, sino que más bien recibe un aprobado más o menos justito por parte de quienes la han visto. Como no la he visto no puedo opinar, pero supongo que es lo que suele pasar cuando lees un libro y le das tu aire a sus protagonistas, aunque ahí están éxitos de taquilla como El señor de los anillos para desmentir esto.

Pero, como diría Umbral, "he venido aquí a hablar de mi libro". Y el libro es una sucesión de casualidades que van formando la vida de la protagonista, Nathalie. La casualidad la empujará a conocer y a enamorarse de su marido, y otra casualidad la despojará de su amor, a causa de un torpe accidente. Así se empezará a desmoronar su vida, que hasta ese momento había estado marcada por la facilidad y la buena suerte, cumpliéndose finalmente sus peores temores. La fortaleza de Nathalie le hará seguir adelante, rechazando las muestras de compasión que le dirigen sus compañeros, familiares y amigos, e intentando reconstruir una vida que quedó hecha pedazos con la muerte de su pareja. Sin embargo, de nuevo lo casual aparecerá para darle un giro de 180 grados a su vida, lo que otra vez le devolverá su alegría.

Alguno estará tirándose de los pelos pensando en el tremendo spoiler que he soltado. Sabéis que yo no soy muy dada a estas cosas, así que no os asustéis: ocurre casi al comienzo de la historia y además es trascendental para lo que luego ocurrirá con la protagonista, así que no pasa nada porque lo sepáis desde un principio (de hecho, yo también lo sabía). Creedme que esto no le va a restar ni un ápice de emoción a una novela que, sin duda, es eso: pura emoción.

Y es que, como os podéis imaginar después de lo que he contado, estamos ante una historia dura, pero sobre todo, ante una historia que se vuelve muy realista. Después de una historia de amor maravillosa, casi construida a golpe de fantasía, la burbuja en la que vivía la pareja estalla, dejando una vida sesgada y otra a medio sesgar. Nathalie verá cómo todo lo que había logrado se diluye, aferrándose al trabajo e intentando que la vean como la mujer fuerte que un día fue y que, aunque nadie lo crea ya, sigue siendo pese al dolor. Si bien en la primera parte del libro, hasta la trágica muerte de su marido, la historia es idílica, cuando se produce su fallecimiento todo cambia, y el lector se sentirá más próximo a la protagonista, más vulnerable y desengañada de la vida de lo que nunca lo había estado antes. Ver cómo va saliendo de ese estado, poco a poco, pasando por diversas fases y contando para ello con diferentes personas, será la clave del libro, que nos demuestra que siempre hay una segunda oportunidad, incluso cuando no contamos con ella.

Como he dicho, estamos ante una historia sencilla, sin grandes pretensiones. No busquéis una obra maestra, porque probablemente no la encontraréis. Pero como historia bonita, humana, entretenida y esperanzadora, es muy recomendable, y más en los tiempos que corren. Nos hace falta optimismo, y esto es lo que caracteriza a La delicadeza: el pensar que siempre, aunque estemos bajos de moral, hay una salida y una esperanza. Un beso para todos y uno más grande todavía para quienes sepan leer entre líneas. Nos leemos.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Los años de peregrinación del chico sin color

Hola a todos. Antes de nada, quiero daros las gracias por esas visitas que cada día hacen que esto avance más y más. Espero que paséis un rato entretenido con cada nueva entrada, al igual que también yo disfruto con lo que hago cada vez que escribo un post. Gracias a vosotros el blog va camino de las 50.000 visitas, pero no adelantemos acontecimientos. Eso sí, ya os puedo decir que cuando eso ocurra tengo ideadas unas cuantas entradas especiales que seguro que os gustan bastante. 

Metiéndonos ya en faena, voy a reproducir uno de los pensamientos que podáis tener los lectores más fieles: "¡Otro Murakami!" Pues sí, lo siento, no lo puedo remediar. He visto este libro y no he podido evitar leerlo y, ahora, comentarlo para todos aquellos que seáis seguidores del escritor o que queráis leer algo suyo. Y ya os adelanto algo: quizás os llevéis una sorpresa con mis opiniones. Allá vamos. 


Tres características llaman la atención a primera vista: el título, largo y misterioso, tan típico del autor japonés; la portada, original y muy en consonancia con el título; y el tercero, el número de páginas (320), algo escaso para lo que Murakami acostumbra últimamente, salvo contadas excepciones.


Una vez abrimos el libro, nos encontramos de nuevo con el universo del escritor: personas solitarias, muy centradas en su trabajo, con una vida privada tortuosa, algún que otro proceso traumático todavía latente y con ciertas obsesiones que no dejan de perseguirles. En un principio, el lector habitual de Murakami se siente cómodo y familiarizado con la rara historia que va planteando el autor, y lleno de inquietud por ir atando los cabos que poco a poco nos va presentando. 

En este caso, nos encontramos con un adulto Tsukuru Tazaki, un ingeniero que diseña estaciones de tren, algo que deseó desde niño y que más o menos ha conseguido. Su solitaria vida cambia cuando conoce a Sara, una mujer de la que se irá enamorando al tiempo que ella le hace reflexionar sobre un hecho que parte su vida en dos: el drástico fin de la amistad que mantenía con su pandilla, de la que los otros miembros le echaron tras haberlo acordado así, sin darle ningún tipo de explicación. A partir de ese momento, su vida cambió radicalmente, sin volver a tener un amigo (exceptuando a Haida, que también lo abandonará) con el que contar. Gracias a Sara, Tsukuru por fin se decidirá a averiguar qué motivó el rechazo de sus antiguos amigos, encontrando en el camino inquietantes noticias. Solo así podrá enfrentarse al tiempo que le queda de vida sin verse obligado a mirar continuamente al pasado.

Como podéis ver, la historia parece, en principio, muy atractiva. Hay muchas incógnitas en el aire, y, como siempre, fantasía y realidad se mezclarán para dar forma a una novela que va atrapando al lector en sus primeras páginas. Extraños encuentros que parecen casuales y misteriosos sueños (¿o no son sueños?) vuelven a hacer acto de presencia en la prosa de Murakami, como lo hacen también sus habituales referencias culturales, siempre tan interesantes. Hasta aquí, lo normal. Ahora empieza lo que no me lo ha parecido tanto.

Personalmente, creo que hay dos partes muy diferenciadas en la novela, marcadas por la primera aparición del personaje de Sara. Hasta que Sara aparece, las incógnitas atraen la atención del lector; a partir de aquí, y pese a un primer momento de duda, la historia se va haciendo un poco más pesada, y no por culpa de este personaje, sino porque se va diluyendo por sí misma. El ritmo se va ralentizando y la intriga va quedando casi olvidada por momentos. Es cierto que cuando Tsukuru va visitando a sus amigos descubrimos cosas nuevas que van armando el puzzle que es esta historia, pero también lo es que la primera parte de la novela va perdiendo sentido, ya que hay cosas que no se explican y que se quedan en el aire. Además, la explicación del abandono a Tsukuru es muy banal y nada extraordinaria para lo que podríamos esperar de Murakami, llegando a ser bastante absurda, ya que los propios amigos no razonan su reacción apenas y se quedan en una explicación a medias que, curiosamente, sí convence al protagonista. Y es que Tsukuru es otro de los problemas de la novela: estamos ante un protagonista absolutamente conformista, que desespera al no tener ni un ápice de carácter (es lo que se suele llamar una persona sin sangre) y quedarse siempre conforme con todas las extrañas situaciones que se presentan en su vida (quizás hacia el final cambia algo por su relación con Sara, pero solo con respecto a su relación y tras haber visto a la mujer en una situación inesperada para él). Creo que esta historia pedía a gritos un protagonista a la altura, con carácter suficiente para tomar las riendas de su vida y para pedir explicaciones en los momentos más delicados de su vida, porque tal y como es Tsukuru solo se consigue lo que tenemos entre manos: una historia a medias.

Después de haber dicho todo esto, estaréis pensando si realmente recomiendo o no el libro. Sinceramente, no lo recomendaría a aquellos que nunca hayáis leído nada de Murakami, porque creo que os quitaría las ganas de leer algo más de este autor. A quienes estéis en una situación intermedia, como yo, creo que tenemos todavía muchas novelas más de este autor por descubrir que seguro merecen más la pena que esta; yo en breve me pondré a leer alguna otra obra de este autor para intentar quitarme el mal sabor de boca que me ha dejado Los años de peregrinación del chico sin color. A quienes seáis incondicionales os recomiendo que lo leáis sin demasiadas pretensiones, porque al menos para mí esta es la peor novela que he leído de Murakami, con mucha diferencia. Además, os pasará lo que a mí: veréis cosas que el autor resuelve de manera brillante en otros libros que aquí quedan totalmente emborronadas, no sé si por prisa, por desgana o por saturación.

Como veis, no estoy muy satisfecha con mi última lectura. Supongo que si el libro lo hubiera escrito otra persona me habría gustado bastante, pero para ser un Murakami me parece decepcionante porque sé que ha hecho cosas infinitamente mejores que esta novela. Espero que en su siguiente obra todo vuelva a su cauce y que me deje con mejores sensaciones que esta.

En nada volveré a escribiros, probablemente sobre la novela que estoy leyendo en estos momentos. Hasta entonces, espero que lo paséis todo lo bien que podáis y que aprovechéis al máximo estos días de otoño. Saludos.


Fotografía: http://www.tusquetseditores.com/.

viernes, 1 de noviembre de 2013

La verdad sobre el caso Harry Quebert

Hola a todos. Hoy voy a retomar una de las temáticas más habituales de este blog, después de un par de entradas un poco distintas que, por cierto, habéis hecho que funcionen muy bien. Ahora toca hablar del último libro que he terminado, y que creo que os va a resultar muy interesante porque he visto a mucha gente comprándolo en varias librerías últimamente. 

El libro lleva por título La verdad sobre el caso Harry Quebert, y es la novela revelación de la temporada. Su autor es el joven suizo Joël Dicker, que ha pasado gracias a este libro de joven promesa a estrella de la literatura, debido a los prestigiosos premios que ha ganado y a las espectaculares ventas que ha logrado con esta novela en distintos países.  

Lo primero que me atrajo del libro fue su portada, ilustrada con un cuadro de Edward Hopper, quien, como muchos sabréis, es uno de mis pintores favoritos. Coincide además que su Portrait of Orleans es una de las obras que más me gustan, porque transmite una tranquilidad inquietante, ya que el paisaje tranquilo y casi desértico contrasta con la sensación de misterio, soledad e incertidumbre que percibimos tras observar el cuadro durante unos segundos. Dejando el cuadro a un lado, también me llamó la atención que hubiera tanta gente comprando el libro, así como ciertas recomendaciones a amigos o familiares que escuchaba en las propias librerías de boca de quienes ya habían leído esta novela.

Así que era lógico que terminara leyendo esta historia. Por cierto, he de decir que este es el primer libro que leo en formato digital, ya que me he dado cuenta de que sale bastante más económico hacerlo así y no leer en papel, por mucho que siga pensando que el papel tiene unas cualidades muy especiales. Pero no hay duda de que el libro electrónico tiene muchas ventajas que hacen que resulte muy atractivo:  se obtiene de una manera rápida y cómoda, se puede descargar en cualquier momento, se puede elegir entre una amplia selección, siempre hay novedades disponibles y, como acabo de decir, sale mejor de precio que el libro tradicional. Reconozco que era muy escéptica, pero eso de llevar a donde quieras un montón de libros en un aparato electrónico finísimo que cabe en cualquier sitio (en mi caso, una tablet) está genial.

Pero bueno, volvamos de nuevo al libro del que os estoy hablando. La verdad sobre el caso Harry Quebert es una apasionante novela que conjuga lo mejor de la novela de misterio, la policíaca, la de amor... en definitiva, es una novela confeccionada a partir de varios tipos de novela. Muchos años después de la desaparición de la joven Nola Kellergan en un tranquilo lugar de New Hampshire, aparece su cadáver en el jardín de la casa del hombre que la amó, Harry Quebert. Enseguida este hombre, un escritor y profesor mentor del narrador de la historia, un joven y exitoso escritor llamado Marcus Goldman, será detenido y acusado de haber acabado con la vida de la chica. Sin embargo, gracias a la perseverancia de Marcus, se descubrirá que quizás la sencilla historia de un crimen pasional no es tal, sino que otros muchos personajes podrían haber tenido un móvil para asesinar a Nola. El lector descubrirá a través de Marcus todos los matices y giros de una historia compleja, llena de lazos aparentemente invisibles y relaciones prohibidas.

¿Qué puedo decir de la novela? En primer lugar, que está muy bien escrita. Dicker sabe manejar los tiempos y los datos para confundir al lector a la vez que se confunden los propios personajes, haciendo así que no haya una sospecha clara hacia el culpable en casi ningún momento (y cuando la hay, tiende a ser falsa). La historia plana que podría haber sido la novela se va convirtiendo en un cruce de relaciones personales (de amistad, amorosas, sexuales, familiares, etc.) que no dejan indiferente al lector, que se va sintiendo cada vez más próximo al mundo de Aurora, un lugar aparentemente tranquilo en el que nada es lo que parece. Mediante Marcus se irán planteando debates muy interesantes, como la conveniencia de la relación entre Harry y Nola, y situaciones también complejas como la ansiedad que provoca en el escritor el conocido como síndrome de la página en blanco.

Hay que destacar también que no estamos ante un libro previsible. Solo al final descubriremos quién mató a la joven Nola, sus motivos para hacerlo y el modo en el que se desarrollaron los hechos. Mientras tanto, los giros en la trama, las sorprendentes pruebas que se van encontrando y las reacciones de los vecinos de Aurora al haberse reabierto el caso irán mezclándose para dar vida a la novela, mientras se van uniendo también presente y pasado gracias de nuevo a la labor de Marcus, encargado de escribir un libro sobre el caso mientras realiza sus propias investigaciones sobre lo ocurrido. Esa mezcla de tiempos es también uno de los mayores atractivos de la historia, ya que no estamos ante una novela lineal, sino que los saltos en el tiempo son continuos, conociendo los pormenores de la vida de Nola desde su nacimiento a través de los testimonios de quienes la conocieron y hablando a la vez sobre hechos del pasado y del presente.

Resumiendo, tengo muy buena opinión de La verdad sobre el caso Harry Quebert. Es entretenido, engancha (me leí más de trescientas páginas de un tirón) y está muy bien planteado, escrito y resuelto; es un buen libro para un lluvioso y aburrido domingo por la tarde. El único defecto que le encuentro es que a veces resultan un poco pesados tantos giros insospechados de la historia, ya que son muchos los habitantes de Aurora que parecen sospechosos sin serlo y que guardan recuerdos inconfesables de una joven de quince años que ni tan siquiera había nacido en este lugar. Tantas dudas son bastante extrañas, puesto que nos hace pensar que todos los personajes tienen una parte muy oscura, que por otro lado siempre termina afectando a Nola. Más allá de eso, esta es, como digo, una novela interesante que cumple su objetivo de entretener.

Así que, si se os avecina un puente sin planes interesantes, no dudéis en engancharos a un libro como este, que seguro os dejará un buen sabor de boca. No tendréis la sensación de haber desaprovechado el fin de semana, ya veréis. Nos leemos.


*Portada del libro en http://www.casadellibro.com/.

viernes, 4 de octubre de 2013

La voz dormida (libro)

Hola a todos. Supongo que después de la última entrada muchos estabais esperando la segunda parte de ese post, pero he preferido intercalarla con esta para que haya más variedad en el blog. Así que hoy no os voy a hablar de una película, a pesar de la versión cinematográfica que se hizo de esta novela hace un par de años, sino del propio libro en el que se basa la cinta. La película no la he visto, pero tengo muchas ganas de hacerlo tras haber terminado de leer la novela, la cual, por cierto, me tocó en un sorteo hace ya un tiempo pero no había leído hasta ahora.

Sé que en cuanto diga que la novela está ambientada en la posguerra española, alguno va a dejar de leer. Lo sé: mucha gente está harta de leer y de ver cine sobre la posguerra. Es cierto que es un tema que está muy explotado y en el que normalmente se tiende a idealizar a unos y condenar a otros, sin atender a casos individuales ni a que en ambos bandos se cometían abusos y tropelías. Pero, si sois de esos, os pido que leáis la entrada completa y luego decidáis. Estoy segura de que no os arrepentiréis.

La voz dormida trata, sobre todo, de personas. De personas que sufren, pero que pese a todo siguen adelante con esperanza, valentía e ilusión por el futuro. Lo fácil  habría sido escribir un libro en el que solamente se plasmara el dolor, la angustia y las ansias de venganza de los republicanos, pero la historia no se queda en lo fácil y va más allá. Como en la vida, hay momentos buenos y malos. Pero sobre todo, hay algo que está presente a lo  largo de toda la novela: los personajes nunca pierden su dignidad, a pesar de las difíciles circunstancias que les toca vivir.

Hortensia está encarcelada en una prisión de mujeres en Madrid durante los años de la posguerra. Su hermana, Pepita, decide instalarse allí para estar cerca de ella, que está embarazada mientras espera su sentencia. Mientras, el marido de Hortensia, Felipe, sigue en la lucha, acompañando a Paulino, quien a su vez es hermano de una joven que comparte cárcel con Hortensia y con otras compañeras como Tomasa o Reme. Sus historias personales, así como las de otros personajes, se irán cruzando entre sí, en ocasiones sin que los propios protagonistas lo sepan. Con el paso de tiempo, este logrará curar algunas heridas, pero otras seguirán siempre latentes debido a su profundidad. 

Es esta una historia de mujeres fuertes y valientes, pero que está escrita para ser leída por todos. Los personajes femeninos son los más abundantes y también los que están mejor dibujados, destacando sobre todo Pepita, de la que conocemos tantos detalles que nos la llegamos a imaginar a la perfección tanto física como mentalmente. Pero los personajes secundarios también están muy bien explotados, y gracias a ellos conocemos los distintos perfiles de las mujeres presas durante esta época: las hay aguerridas, reservadas, temerosas, etc., pero todas, absolutamente todas ellas, se definen con una palabra: luchadoras. Los hombres ocupan un lugar más discreto, y suelen estar más presentes por las palabras de las mujeres que por sus actos, aunque también aparecen y realizan importantes movimientos llegado el momento.

A pesar de que, como veis, la historia es muy triste (y eso que he omitido cosas que la propia escritora avanza nada más empezar la novela), no es para nada un libro que únicamente transmita dolor. Hay alegrías, amistad, amor, encuentros, nacimientos y buenas noticias. Es cierto que hay momentos trágicos, que llevan a la emoción del lector, pero muchos otros son felices, aunque algunos solo lo sean a su manera. Podríamos decir pues que hay un cierto equilibrio que, aunque se escora en ocasiones hacia lo malo, también lo hace hacia lo bueno en otras que, aunque menos numerosas, también son muy importantes.

Os decía antes que tengo muchas ganas de ver la película de 2011, y es totalmente cierto; sin embargo, no puedo ocultar que creo que el libro me va a gustar más. Y es que, dejando a un lado la historia que se narra, estamos hablando de un libro escrito con un amor, una sinceridad y una esperanza que impacta. Se nota que la autora, Dulce Chacón, la escribió plasmando una mezcla de ficción y realidad empapada con los recuerdos de quienes vivieron esos tristes años. Una de sus fuentes de inspiración fue lo ocurrido en su lugar de nacimiento, Zafra, en donde la represión franquista fue brutal, y si bien la familia de la escritora pertenecía al bando sublevado ella pronto se sentiría muy próxima a otras ideologías políticas, más afines a lo que reivindicaban en su momento los republicanos, como los que protagonizan su libro. Como esto lo explicó en su día la propia Dulce Chacón en una entrevista concedida a el diario El País, he decidido dejaros el enlace para que tengáis un fácil acceso a sus palabras. Para aquellos que ya hayáis leído la novela y para los que lo hagáis, también os dejo otro enlace, pero cuidado con él porque se desvelan spoilers importantes. En este enlace aparece la Pepita real que inspiró a la de ficción, contando muchas de las cosas que se narran en el libro.

La voz dormida tiene además dos cualidades imprescindibles para mí en una novela: engancha e involucra al lector en la historia y está muy bien construida, atándose todos los cabos al finalizar las distintas tramas. Si a esto le sumamos su brillante estructura, en tres partes formadas por capítulos muy breves que facilitan enormemente  la lectura, y que es una novela magníficamente escrita, tendremos ya todas las claves que explican que estamos ante un gran libro. Por si esto fuera poco, los personajes principales logran la empatía del lector, ya que este espera que tras tantas penurias lleguen momentos más felices para ellos.

El otro día recibí un correo preguntándome qué música escuchaba mientras leía, porque puse un tweet diciendo que estaba escuchando música y leyendo a la vez. La noche en la que leí las primeras páginas escuché Las cuatro estaciones, de Antonio Vivaldi, y al día siguiente la banda sonora de la película La Misión, de Ennio Morricone, del que soy fan incondicional. En el otro ordenador tenía ambas obras completas, pero en este no, así que las escuché a través de Youtube. Como hay gente que se molesta si enlazas sus vídeos no lo voy a hacer, pero es una búsqueda muy sencilla y creo que tampoco es estrictamente necesario hacerlo.

Gracias a todos los que os interesáis por estos detalles. La próxima vez intentaré ser más explícita, pero no pensé que este comentario despertara curiosidad. Ahora que lo sé pondré más cuidado en este tipo de tweets.

Me despido ya, esperando que os guste muchísimo el libro y que incluso los más reacios os acerquéis a él. De verdad que al final sentiréis que es más un libro de historias personales que de la posguerra. Nos leemos. 



jueves, 26 de septiembre de 2013

El Maestro del Prado

Hola a todos. Después de unos días repletos de compromisos familiares, vuelvo a escribiros para recomendaros un libro que estoy segura os va a gustar muchísimo, así que con toda probabilidad la espera ha valido la pena.

En esta ocasión, no se trata de un libro que yo haya elegido, sino de un regalo de mi preciosa amiga (por dentro y por fuera) Vero. Sin embargo, en cuanto deshice el paquete me encantó el regalo, porque ya hacía tiempo que estaba interesada en leer algún libro de Javier Sierra, sobre todo porque más de un amigo y de un familiar me habían recomendado al autor. Así que en cuanto me subí al tren para volver a casa no pude evitar empezar a leer... y ya no pude parar.

Es cierto que, debido a los compromisos de los que hablaba antes, he tenido que dejar de leer durante dos o tres días, pero en cuanto he tenido un rato libre se lo he dedicado a El Maestro del Prado. Y es que pocos libros he leído últimamente que me hayan enganchado tanto como este.

La portada del libro
Muchos de vosotros sabréis que Javier Sierra es conocido por trabajar en temas relacionados con el misterio en diversos medios, como revistas o televisión. Sus libros también están enfocados en esta dirección, tratando temas no esclarecidos hasta el momento, y El Maestro del Prado no podía ser una excepción. Además, se da la circunstancia de que es una novela en la que el propio Javier se sitúa como protagonista de la historia, contándonos en primera persona los sentimientos que le provocaban las distintas situaciones a las que tenía que ir enfrentándose durante esa etapa de su vida.

Antes de comentaros de qué va el libro, he de decir que una de las cosas que más me ha gustado de él es la cuidada edición de Planeta (os dejo aquí un enlace que habla precisamente de algo relacionado con esto); tanto es así que he sacado unas cuantas fotografías del libro para que podáis comprobarlo por vosotros mismos.

La historia que se nos presenta es la de un joven estudiante de periodismo, con inquietudes relacionadas con la comunicación, el arte y la historia, que coincide con un hombre durante una de sus muchas visitas al Museo del Prado. Tras un tiempo contemplando el mismo cuadro, el hombre se dirige a él y entablan una conversación a partir de la cual surgirán una especie de clases de arte en las que Javier aprenderá que quizás tras algunos de los cuadros más famosos del museo se esconden mensajes ocultos. Pero pronto el alumno comprenderá que no solamente en los cuadros se halla el misterio, y se verá empujado a vivir una serie de circunstancias llenas de enigmas por desentrañar. 

Como veis, he hecho un resumen todavía más esquemático de lo que es normal en mí; sin embargo este hecho tiene una clara explicación: creo que cuanto menos sepamos de este libro antes de empezar al leerlo, más nos gustará. Y es que en este caso el factor sorpresa me parece muy importante, ya no solamente hacia al final del libro, sino desde el comienzo. Así que mi consejo es no buscar mucha información sobre la obra si realmente tenéis claro que queréis leerla. 

Uno de los cuadros reproducidos en el libro
A mí me ha encantado El Maestro del Prado. Primero, porque es un libro muy entretenido, de esos que engancha desde la primera página hasta el final, sin que puedas dejar de leer de lo intrigado que te va dejando la historia a cada paso que da. Se agradece que un libro sea así, que sea él quien tire del lector y no al revés, sobre todo cuando se trata de un libro que promete entretenimiento. En segundo lugar, por la ya comentada edición, que nos proporciona las reproducciones de los cuadros de los que se habla en el libro, siendo estas de gran calidad, tanto en lo referente al color como al detalle (aparecen ampliaciones de detalles de los que habla Fovel, el maestro, para que podamos comprobar  mientras leemos que estos son verídicos). En tercer lugar, la historia que se nos narra es apasionante. ¿Realmente sabemos lo que significan las obras de arte, incluso las más famosas? ¿Sabemos interpretar todos los símbolos presentes en las pinturas? ¿Conocemos realmente las intenciones de los artistas cuando decidían pintar un determinado lugar o personaje? Estas son solo algunas de las preguntas que el lector se irá haciendo mientras lee la novela y descubre que quizás estemos más equivocados de lo que pensamos en relación a las interpretaciones del arte. 

Ahora bien, sí creo que hay que aclarar una única cuestión con respecto a esto: debemos leer el libro como la novela que es, sin volvernos locos pensando en que la tesis que propone el autor es la única válida, ni mucho menos. Si se lee como una novela, es un buen libro; si lo que buscáis es aprender arte, serán otros libros los que debáis consultar (algún día haré una entrada sobre esto). Teniendo siempre presente esto, y sabiendo que sí podemos aprender algunas cosas sobre arte, todo irá sobre ruedas. Pero insisto: esto es una novela, y no debemos pensar que todo lo que en ella se dice es totalmente fiel a la realidad. 

A El Maestro del Prado solo puedo reprocharle un par de cosas. A veces el narrador se pierde entre mil y un datos que sustentan lo dicho por él y por el maestro pero que confunden y no interesan demasiado al lector. Creo no equivocarme si digo que algunas páginas hay que releerlas para entender bien hasta dónde quiere llegar el maestro, y también que conforme se va acercando el final el lector prefiere no releer más, ya que los datos tampoco son lo más importante de la obra. Está claro que los datos son básicos para el escritor, pero claramente no son tan relevantes para un lector que busca entretenerse y no recordar incluso el año de la muerte de un monje del Renacimiento. Quizás si no se abusara tanto de datos y fechas el libro podría llegar a un público más amplio, ya que me imagino que esta característica no es demasiado agradable para la mayoría, máxime cuando como digo la mayoría de los datos aportados no son tan necesarios para el lector como para el escritor. 

Tríptico cerrado: La Creación del mundo
El otro punto que no me ha convencido del todo ha sido el final. Si bien el autor no escatima páginas para aportarnos todos los datos a los que acabo de hacer referencia, para el final no tiene tantas páginas reservadas. El desenlace llega de una manera atropellada, y aunque el giro que da la trama es espectacular, no es menos cierto que un final más desarrollado habría sido un mejor broche a una buena novela. Nos perdemos además todos los matices de los personajes, de los que simplemente se nos dan algunos datos al inicio y al final de la historia, muy especialmente de los dos protagonistas. Y es una verdadera lástima, porque aprovechando la primera persona, el personaje de Javier debería estar muy bien dibujado, contándonos más sobre sus sentimientos y percepciones y, sobre todo, de las conclusiones que sacó tras el fin de su relación con el maestro. 


El tríptico abierto: El jardín de las delicias 
No podemos tampoco decir que esto estropee el libro. Estamos ante una novela que cumple su función de entretener mientras, además, contemplamos algunos de los cuadros del Prado, algo que me parece un lujo ya de por sí. Además el museo y sitios también emblemáticos como El Escorial forman parte de los espacios en los que se desarrolla la trama, algo que ayuda muchísimo a que la obra se vea todavía más envuelta en el misterio, rodeada de antiguos enigmas. Todo ello unido a las preguntas que provoca en el lector el personaje del maestro, tanto las que realiza él mismo como las que surgen en torno a su figura, al ser un personaje tan extraño y huidizo, hacen de esta una novela perfecta para quienes disfruten con este tipo de libros,  y también para aquellos que gusten del arte y de los enigmas que se esconden tras él. 

Creo que no me dejo nada en el tintero, así que voy a dejarlo aquí. Espero que os haya gustado el comentario y que si este os parece un libro interesante le dediquéis unas horitas. Ojalá os guste y os enganche como a mí. Nos leemos. 


*Actualización: se me ha olvidado comentaros que existe una aplicación móvil en la que se nos da información complementaria sobre la novela. Es bastante interesante: se nos cuentan detalles del libro, de los cuadros que aparecen en él y conocemos un poco a Javier Sierra. Yo me la descargué primero en HD y no funcionaba, pero la normal sí y va muy bien. Echadle un vistazo si os apetece. Saludos.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Philadelphia

Hola a todos. Esta entrada es algo especial, ya que como bien sabéis normalmente escribo entradas que solamente hablan de una obra, salvo algunas excepciones en las que he hablado de varias que no tenían mucha relación entre sí. Hoy os traigo por primera vez una recomendación doble, en la que os hablaré de una película y de un libro, aunque como podréis intuir en este caso sí están totalmente relacionados.

Os voy a hablar de Philadelphia (no, no estoy cambiando la orientación del blog a la cocina ni a la geografía), tanto del libro como de la película. El libro lo leí hace alrededor de siete u ocho años, por recomendación de mi padre, que es el dueño del libro, en un verano en el que devoraba todo libro que caía en mis manos. No lo he vuelto a leer, así que sería injusto hacer un comentario pormenorizado de un libro que leí cuando tenía quince años, pero sí conservo un grato recuerdo de su lectura, ya que la historia que contaba me marcó y me conmovió hasta el punto de hacerme llorar en varias ocasiones. 

Así que cuando se me ha presentado la oportunidad de ver la película ni me lo he pensado. Además, se da la circunstancia de que en este caso la película se hizo antes que la novela, que surgió justamente del éxito de la cinta, nominada y premiada con los galardones cinematográficos más prestigiosos. 

La película está protagonizada, como podéis ver en el cartel, por Tom Hanks y Denzel Washington. Precisamente es el primero quien se llevó muchos de los premios de los que hablaba antes por su magistral interpretación, incluyendo el Oscar a mejor actor. Pero esta película no sería la misma sin otros actores que hacen un gran trabajo en los papeles secundarios, como Jason Robards o Antonio Banderas, que interpreta al novio de Andrew, el personaje al que da vida Hanks.

La historia comienza con el encargo de un caso muy relevante al joven y brillante abogado Andrew Beckett por parte del prestigioso bufete para el que trabaja. Pero Andy pronto sufre las consecuencias del sida, aunque sigue adelante con su trabajo, que realiza de manera extraordinaria y a pesar de sus problemas de salud. Sin embargo, el extravío de la demanda que había preparado para el caso que le habían encomendado hace que le despidan fulminantemente, a pesar de que los papeles aparecen justo a tiempo. Pero esta es solamente la versión oficial, ya que que, además de la sospechosa desaparición de la demanda y de su aparición en el último momento, se sabe que los jefes de Andy se habían enterado de que este padecía sida, enfermedad que en la época conllevaba un importante estigma social. Andrew no se resigna y decide buscar un abogado que le ayude a defender su caso de despido improcedente, pero no lo encuentra, ya que como he dicho su enfermedad implicaba demasiadas cosas. Finalmente encontrará a Joe Miller, un abogado que, aunque en un principio también había rechazado el caso decide, viendo la difícil situación que atraviesa Andy, llevar su defensa.

El resto de la historia tendréis que descubrirla vosotros mismos, porque creo que ya he hablado suficiente de ella. Ahora voy a intentar explicar las razones que hacen de esta película algo especial. En primer lugar, estamos ante una historia muy impactante, en la que se mezclan temores y prejuicios. Es curioso para mí, que tengo 22 años y no he vivido la peor etapa del sida, ver como se trataba a los enfermos. Evidentemente sabía como había ocurrido todo por testimonios y experiencias cercanas, pero es muy clarificador verlo plasmado en la obra. Ver como Andy pasa a causar rechazo simplemente por tener una enfermedad y como pierde su estatus de abogado prometedor por esto mismo es algo que descoloca, y más cuando se ve que sus jefes tampoco intentan un acercamiento ni tan siquiera personal. Es curioso también ver como se aprovechan estos al plantear su defensa de comportamientos que se le atribuyen por ser gay, como ser infiel en alguna ocasión, como si la infidelidad fuera solamente algo propio de los homosexuales.

Volviendo al tema del rechazo, una de las cosas más conmovedoras de la película es sin duda el cambio que va experimentando el personaje de Denzel Washington. Miller no quiere representar a Andrew Beckett en un principio, e incluso tiene detalles que dan muestra del rechazo que le provoca el chico por tener sida y por ser homosexual, pero irá cambiando su postura al ver lo mal que le trata todo el mundo. Es quizás el personaje más interesante de la historia, gracias precisamente a que se sitúa primero en un extremo y luego en el otro, tras haber vivido su experiencia con Andy.

En definitiva, para mí ha significado poder comprobar que las cosas han cambiado para mejor en veinte o veinticinco años. Es obvio que el sida sigue generando rechazo, y que los homosexuales siguen sin tener derechos básicos en muchos países (no hay nada más que leer las últimas noticias para darse cuenta), pero también lo es que en general estamos en el buen camino, y que la situación es mucho mejor tanto para unos como para otros, en líneas generales. Y tanto la película como el libro nos hacen valorar en mayor medida los derechos adquiridos, gracias también a la perspectiva que nos aporta, sobre todo a los más jóvenes.

En cuanto al eterno debate de si me quedo con el libro o con la película, en un principio me había sentido más inclinada hacia la película, probablemente porque la tengo más reciente y porque Tom Hanks hace un papel impresionante, además de que el guión está muy bien construido y tiene momentos preciosos e impactantes. Pero en cuanto me he puesto a escribir las etiquetas que acompañan a la entrada, me he percatado de que había incluido a Philadelphia en una de las primeras entradas que escribí cuando comencé este blog,  sobre libros recomendables. Encontrarle allí entre libros que me han marcado mucho me ha hecho darme cuenta de cuánto me había gustado el libro en su día, quizás algo más de lo que yo recordaba. Así que en este caso voy a optar por quedarme con uno y con otro, ya que los dos han merecido la pena.

Espero que la doble recomendación os haya sido útil y que quienes todavía no conozcáis la historia os intereséis por ella en cualquiera de sus formatos, o en ambos. Espero volver a escribiros pronto, y en mejores circunstancias, ya que llevo unos cuantos días arrastrando un catarro que ha atrasado esta publicación. Os mando besos llenos de gérmenes y de agradecimiento. Nos leemos.


*Cartel sacado de http://www.filmaffinity.com/es/main.html.

lunes, 19 de agosto de 2013

Un mundo feliz

Hola a todos. En primer lugar, y como casi siempre, tengo que daros las gracias por la acogida que están teniendo las últimas entradas publicadas. A veces las entradas que publicas con más cariño pasan desapercibidas, y otras que escribes en veinte minutos arrasan, pero Carta al padre fue una entrada un poco exigente y ha tenido bastante éxito, con la satisfacción que eso da. A ver si con esta entrada, que me da mucho respeto, tengo la misma suerte. 

Digo que tengo mucho respeto a escribir esta entrada porque me parece difícil hacer un buen comentario del libro del que os voy a hablar. Es más complejo de explicar que hacer un resumen y contar qué me ha parecido, por todo lo que implica una historia como esta, pero al menos voy a intentarlo. 

El libro en cuestión es Un mundo feliz, de Aldous Huxley. Supongo que muchos ya lo habréis leído, y que otros muchos tendréis conocimiento del tema principal de la novela. Esta plantea una distopía (palabra que no aparece en la RAE pero que podríamos definir como una sociedad ficticia cuyos sistemas hacen que esta sociedad no sea ideal; en definitiva, lo contrario a una utopía). Lo que podríamos denominar como género distópico tiene muchos seguidores, y hay que reconocer que resulta muy interesante por los distintos tipos de futuro que presenta. Otros ejemplos de distopías muy populares son Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, que leí hace unos tres o cuatro años y me encantó, y 1984, de George Orwell, que leí hace muchos años porque nos la recomendaron en el colegio, junto con Rebelión en la granja, a pesar de que ahora creo que todavía éramos demasiado pequeños para poder entender realmente ambas obras en su totalidad. 

Así que la novela trasciende el mero entretenimiento, y nos implica en un futuro al que parece que nos abocamos irremediablemente, al menos en algunas cosas de las que en ella se plantean. Obviamente es pura ficción, pero desasosiega encontrar similitudes con el presente, y más si tenemos en cuenta que el libro fue publicado en 1932, en un contexto histórico muy negro (y que empeoraría notablemente poco tiempo después). 

La historia se divide en dos o tres partes, según como se interprete. En el primer caso, la primera parte sería una introducción, en la que nos metemos en el mundo que el autor presenta (el Estado Mundial), conocemos a los personajes principales y los modos de vida propios de la nueva sociedad; la segunda comenzaría con la llegada a la reserva y la aparición de Linda y John, a quien también se conoce como el Salvaje, y que incluye el final de la novela. En el segundo, habría una tercera parte además de las dos anteriores, que empezaría con la llegada de Linda y John al Estado Mundial. Yo voy a utilizar las tres partes para explicaros un poco qué pasa en cada parte, aunque por supuesto intentando no desvelar más que lo imprescindible.

La primera parte comienza con la entrada de unos estudiantes a unas instalaciones del Estado Mundial, en las cuales les enseñan el sistema de reproducción que allí se utiliza, en donde solamente existe la reproducción artificial y la natural es totalmente rechazada. El lector se convierte sin saberlo en uno de los estudiantes, ya que es la manera que utiliza el autor para que vayamos conociendo el espacio en el que se desarrollará la historia y  las extrañas características (la gente es idéntica ya que la reproducción se hace de modo masivo, hay varios tipos de personas que desde que son creadas tienen su destino fijado, etc.) y costumbres de la sociedad (voraz promiscuidad, destrucción de toda cultura anterior, repulsión hacia la naturaleza y lo natural en general por considerar a ambos sucios y poco útiles en términos económicos y, sobre todo, preeminencia de la comunidad sobre el individuo, entre otras). También es llamativo el consumo abusivo de soma, una droga que permite a la gente relajarse y superar los posibles problemas que les puedan surgir o el convencimiento de que todo el mundo es feliz en el Estado Mundial (de ahí el título de la novela). Además, en esta introducción conocemos a varios de los personajes más destacados de la novela, como Lenina Crowne, Henry Foster o Bernard Marx. Como podéis ver, los nombres no son precisamente baladíes, ya que remiten a personajes históricos conocidos por todos, lo cual resulta además muy irónico si tenemos en cuenta que se han borrado todos los ecos del pasado. La segunda parte ofrece un cambio radical, ya que trata el viaje de Lenina y Marx a la Reserva, en donde conocen a Linda y a John. Y aquí tendría que explicaros algo a mayores, pero creo que es un spoiler lo suficientemente grande como para callarme y que lo comprendierais todo al leer la novela. Digamos que se descubre un hecho sorprendente y que finalmente, ya entrando en la tercera parte de la historia, John y Linda son presentados en el Estado Mundial por Marx, algo que traerá numerosas consecuencias para todos.

El dominio de la industria y el consumo (¡veneran a Ford!), el rechazo a los lazos familiares, sobre todo a la maternidad (pensad que la reproducción es totalmente artificial, así que no existe la familia) y a la pareja, las diferencias psíquicas y físicas de los distintos tipos de humano y que su trabajo y su destino vayan unidos a estas diferencias, la represión al que aspira a salirse de la norma, el aprendizaje mediante repetición de doctrinas durante el sueño de los niños y el prevenirlos contra la muerte utilizando métodos chocantes, etc., también aparecen en el libro. Como veis, algunas cosas resultan más familiares hoy que cuando se escribió el libro. Sin embargo, no hay que ser catastrofistas, pero sí que es cierto que algunas coincidencias con la realidad dan que pensar. A fin de cuentas, esa es una de las claves del género distópico, la de dar que pensar, y como veis, la novela cumple con creces en este sentido.

Desde luego, es un libro de esos a tener en cuenta. Reconozco que en un principio me costó adentrarme en la historia, porque empiezas totalmente de cero, entrando en un mundo que no conoces y que parece muy técnico, pero a medida que los hechos se van desarrollando ya no puedes dejar de leer. A mí incluso me han dado ganas de seguir leyendo libros de este tipo, aunque reconozco que me tomaré un descanso para no tener tan reciente esta lectura y aprovechar para leer otras cosas.

En fin, espero que no os hayáis aburrido con la entrada, que me ha quedado, como pensaba, bastante larga, y que hayáis sentido cierta curiosidad por la novela. Nos leemos en unos días, disfrutad del veranito.









domingo, 28 de julio de 2013

La herencia de Eszter

Hola a todos. En primer lugar, y como casi siempre, quiero daros las gracias por la acogida que ha tenido la entrada anterior. Al principio tenía mis dudas sobre si sería interesante, pero visto lo visto ha dado en la diana. He seguido viendo programas estos días y cada vez me río más. Lo que sí quería deciros es que me he dado cuenta de que faltan programas por subir en la página oficial de Canal +, aunque otros los he encontrado en Youtube y los estoy viendo ahí, así que quienes os hayáis encontrado con el mismo problema ya sabéis qué hacer. 

Por otra parte, quería pedir perdón por escribir este post con cierto retraso. Mi idea era empezar a leer el martes por la noche, pero las circunstancias hicieron que todos mis planes variaran. No os podéis imaginar el estado de shock en el que quedé cuando me enteré, mientras leía El País, de la tragedia ferroviaria de Santiago. Todos o casi todos sabéis que soy gallega y que viajo mucho en tren, sobre todo a Santiago, e incluso comenté en una entrada que había ido en ese tren cuando fui al concierto de Muse. Pasé de la negación inicial a un estado de nervios horroroso, del que prefiero no acordarme. Desde aquí, vaya mi recuerdo para todas las víctimas mortales, heridos y familiares y amigos afectados por esta horrible tragedia que ha golpeado en lo más hondo al pueblo gallego.

Como la vida tiene que continuar, el viernes esbocé mis primeras sonrisas gracias de nuevo a Ilustres ignorantes. Nunca debemos olvidarnos de lo importante que es el humor en la vida, sobre todo cuando más tristes, tensos o apáticos nos sentimos. Ayer por la tarde, por fin, empecé a leer el primer libro de mis vacaciones oficiales (¡por fin!), que acabé esa misma noche. Y es que os voy a hablar de un libro que engancha tanto que no lo querréis soltar cuando lo hayáis empezado. Y como ejemplo, mi tweet de anoche:


La herencia de Eszter es el segundo libro que leo de su autor, Sándor Márai. El primero que leí fue Los rebeldes, hace ya unos años, cuando ni siquiera había comenzado a escribir aquí. Como me gustó bastante, no tuve duda al verlo en mi estantería; este es otro de esos libros prestados que voy leyendo cuando tengo un rato libre.

La herencia de Eszter es la historia de un reencuentro salpicado de incertidumbre, mentiras y miedos. La historia comienza cuando Eszter recibe una notificación de Lajos, el hombre que había sido pieza clave en su vida y en la de su familia, en la que este le comunica que le hará una última visita. A partir de aquí, Eszter comenzará a recordar su pasado y el daño que Lajos le hizo, debido a su peculiar forma de ser, hasta que finalmente la llegada de Lajos se hace efectiva. Pero algo inesperado ocurrirá durante la visita que hará que Eszter descubra la verdad de la situación que había vivido veinte años antes Lajos, y los sentimientos más contradictorios de ambos saldrán a la luz.

A pesar del título del libro, y del indudable protagonismo de Eszter, no es menos protagonista Lajos, incluso aunque no aparezca como personaje activo hasta bien avanzada la lectura. Al igual que las vidas de los demás personajes giran en torno a Lajos, la historia también lo hace, ya que hasta en los pensamientos y diálogos de los demás aparece este personaje. Y es que es Lajos quien une a todos los personajes, ya que ha marcado sus vidas (generalmente, para mal) y, finalmente, marcará también su futuro. En cuanto a los temas, también dominan los relacionados con Lajos, como el egoísmo, la mentira y la traición; otros personajes, como Eszter, aportan la melancolía, la duda y el desasosiego. 

Estamos ante un libro muy bien escrito y cuya mejor característica es su ritmo, que engancha gracias a la combinación inicial de saltos en el tiempo, que nos sirven para conocer al personaje que va a llegar y los sentimientos que provoca a quienes le conocían, veinte años después de su último encuentro. Esto hace que el lector sienta una sana ansiedad al esperar con impaciencia el momento de la llegada de Lajos, para saber si ha cambiado o por si al contrario todavía conserva sus innumerables defectos. 

Como no os puedo contar el final, que sin embargo creo que es lo más interesante del libro, ya que se presta a la reflexión, solo me queda deciros que si tenéis la oportunidad le echéis un vistazo, porque como os digo tiene una parte muy especial que se presta a la reflexión más íntima y profunda. Y si un libro engancha, entretiene, gusta y además nos hace pensar, ¿qué más le podemos pedir?