miércoles, 1 de agosto de 2012

El extranjero, de Albert Camus

Pues sí, como podéis leer ayer acabé de leer esta magnífica obra de Camus, y comprendí todo lo que había estudiado sobre ella. Remueve conciencias, provoca dudas y tiene varias posibles lecturas.

La estructura de la obra es clara, ya que la novela se divide en dos partes. En la primera, se desarrolla la trama que desencadenará el juicio posterior, además de presentarnos al protagonista. La segunda parte se ocupa del famosísimo juicio, y siempre se hace un hueco en los libros de literatura, veremos por qué. 

El protagonista es un hombre que podría ser de hielo. No muestra apenas sentimientos, algo que luego le traerá demasiadas consecuencias al final de la obra. Además, se mueve entre el absurdo y la pasividad, lo que lleva a los sucesivos personajes que van apareciendo a la crispación e incomprensión más absolutas. No se altera fácilmente y se resiste a cambiar sus opiniones, aunque ese cambio le habría supuesto en algunos casos beneficios. Podemos decir que se deja arrastrar por las circunstancias, que son las que lo llevan a enfrentarse a un duro juicio. 

Y es que, como hemos dicho, el juicio es lo más destacado del libro. Antes de este, el protagonista pasa una temporada en la cárcel, en donde sí habla (el libro está escrito en primera persona) de sus sentimientos de angustia allí, debido a la dificultad que tiene para comunicarse, a no saber del transcurso del tiempo, a las ganas de fumar y de tener relaciones con mujeres, etc. Además quiero destacar una de las definiciones más brillantes que he leído nunca sobre una estancia en la cárcel, ya que dice que para él aquello era como un día infinito. Volviendo al juicio, en él se ven algunos detalles como ciertas críticas encubiertas a la prensa, al mostrar cómo se inventaban algunas partes del caso para que este resultara más atractivo y rellenar así los periódicos; también críticas hacia el aprovechamiento de las características del acusado (frialdad, pasividad) para hacerlo parecer más culpable de su crimen. 

Y ahora es cuando, si no habéis leído el libro y tenéis interés, deberíais dejar de leer, porque vais a intuir el final. 

Por supuesto, la condena no es precisamente favorable al acusado. Es entonces cuando comienza a obsesionarse y a angustiarse con su fin, ya que es consciente de que pronto llegará.

El libro nos deja algunos temas de fondo, como la soledad del protagonista; el inexistente equilibrio entre la justicia y la injusticia, que se ve claramente leyendo los pasajes que se refieren al juicio; la incomprensión hacia este personaje y, por último, la postura del hombre ante la muerte. El lector se ve por ello implicado emocionalmente, y situado dentro de la historia como un miembro más del jurado. 

Evidentemente el libro contiene una carga filosófica enorme, ya que la situación del protagonista se puede extrapolar al mundo real, y no hay más que ver en qué fecha se publicó la obra (1942, según mi ejemplar del libro). Camus no pretende contarnos una historia y que nos entretengamos o nos quedemos igual, sino que quiere que profundicemos en ella, que pensemos en situaciones de individuos o grupos similares a la del protagonista y reflexionemos sobre ello. 

Contaros algo más os destriparía el libro y tampoco pretendo eso. Pero me gustaría muchísimo que lo leyerais y pensarais qué haríais vosotros si fuerais un miembro del jurado con el protagonista. Yo todavía no lo tengo nada claro.  



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