miércoles, 12 de septiembre de 2012

Los encantos de la gran ciudad

Ya estoy aquí de nuevo, aunque traigo malas noticias. El otro día creo que me aventuré a decir que ya estaba a punto de recibir el cargador nuevo, y como suele pasar al anunciar a la ligera algo que no se sabe a ciencia cierta he patinado. No solo no he recibido el cargador todavía sino que no sé cuándo llegará, aunque en teoría debería estar aquí mañana o pasado. Cruzo los dedos para que así sea, porque tengo ganas de recuperar mi ordenador, básicamente porque así puedo escribir a la hora que quiera y porque tengo algunas cosas relacionadas con este blog guardadas en él. De todos modos, mis vacaciones están llegando a su fin, así que aunque vaya a tener el ordenador disponible a todas horas no podré estar aquí escribiendo con tanta asiduidad como hasta ahora. En cualquier caso prometo actualizar esto todo lo que pueda, porque de verdad que vuestro apoyo y vuestras visitas son cada vez mayores y eso me empuja a seguir con este proyecto que tantas satisfacciones me está dando.

Como podéis leer en el título, no solo he venido a manteneros informados, sino que he visto una película que me ha gustado muchísimo y que quiero compartir con vosotros. La he visto esta misma mañana y, otra vez, en Paramount Channel y por casualidad, ya que estaba haciendo zapping a la desesperada porque no echaban nada interesante en la televisión y justo comenzaba la película. Como la otra vez que me pasó esto tuve una buena experiencia, como os conté en su día (http://deletrasyotrosvicios.blogspot.com.es/2012/08/dos-dias-en-paris.html), decidí dejar de buscar algo que ver y me quedé viendo la película. Y como podréis imaginar, me ha encantado.

En esta ocasión, la película es Los encantos de la gran ciudad (The Out-of-Towners), de 1970, dirigida por Arthur Hiller y protagonizada por las dos principales bazas de la película, el siempre enorme Jack Lemmon y Sandy Dennis. Y os garantizo que si queréis pasar un buen rato, esta cinta es perfecta para reíros y olvidar los problemas que podáis tener.




La historia no es demasiado atrayente en un principio, porque simplemente es una pareja de Ohio que va a Nueva York porque él ha obtenido un buen puesto en su empresa, y que posteriormente se mudarán allí. Pero aunque suene a historia no demasiado original, y lo que se desencadenarán a partir del momento de la partida serán las previsibles contrariedades que todos os podéis imaginar, el guión y, sobre todo, los actores, hacen de esta película una gran comedia. Algunos podréis pensar que el argumento es algo simple, pero de verdad que los actores la hacen muy divertida y digna de ver.

Los distintos avatares en los que se verán envueltos los protagonistas se van sucediendo uno detrás de otro, como fichas de dominó que van cayendo. El espectador acaba sintiendo hasta lástima de unos personajes que, en un principio, no le daban más que un cierto repelús, sobre todo el personaje masculino, tan prepotente y odioso. Jack Lemmon borda su papel de sabelotodo que menosprecia la inteligencia de su mujer, que aunque parece pasiva y algo tonta, acaba siendo todo lo contrario según avanza la trama. Y si Lemmon está brillante, no lo está menos Sandy Dennis, en un papel tan histriónico que es el responsable de muchas de las risas que provoca la película.

Un vuelo complicado a Nueva York (sublime Lemmon interrogando a la azafata), confusiones con los trenes, conflictos con un taxista, atracos y otros problemas son los que padecen ambos en la Gran Manzana, y que los protagonistas interpretan como una lucha de ellos, que se llaman a sí mismos provincianos, con la poderosa Nueva York. De hecho, hay una gran escena delirante dedicada precisamente a esta idea de que la ciudad está en su contra.

La trama nos permite ver cómo los protagonistas, sobre todo el marido, van cambiando su actitud prepotente de futuros triunfadores a otra más discreta, aunque eso sí, sin dejar de apuntar nombres en una especie de lista negra que termina por ser infinita. El hambre, el cansancio y la desesperación van haciendo mella y eso hace que la humildad tenga que aparecer por obligación.

Iba a destriparos una de las mejores escenas de la película, pero solo os diré que prestéis atención al momento en el que se desplazan en un coche oficial. Creo que fue uno de los momentos más hilarantes de toda la película, y eso que como os he dicho está colmada de ellos.

En fin, como siempre espero que os animéis a ver la película. Mi madre vino a los veinte minutos de que comenzara la película y se rió tanto como yo, e incluso se enganchó a la trama y la vio entera, sin poder dejar de reírse. Y creedme, eso es un buen síntoma de que Los encantos de la gran ciudad vale la pena.

PD: sé que hay un remake muy conocido de esta película, y que vi en su día, pero no vale nada la pena comparándolo con la original que he recomendado. Está protagonizado por Steve Martin y Goldie Hawn, pero ciertamente la película carece del encanto que los actores de la original le dan a la primera versión. Recuerdo que me reí y que tampoco era una mala película, pero sabiendo ahora que esta es la original no puedo decir que recomiende la otra.

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