American History X

Hola a todos. Aquí estoy después de haber estado casi desaparecida durante un par de semanas, ya que los trabajos me han quitado mucho tiempo de ocio, y hasta de comer y dormir.  De hecho no os digo las horas que he dormido esta semana porque no lo sé, pero la aproximación sería lamentable, por lo poco que lo he hecho. La situación no va a mejorar mucho, porque esta semana empiezan los exámenes y evidentemente no tendré demasiado tiempo para comentar nada por aquí, aunque como veis siempre intento permanecer en contacto con vosotros.

En primer lugar, quiero daros las gracias por la repercusión que ha tenido la entrada anterior. Me ha hecho mucha ilusión que os haya gustado, sobre todo porque llegado el momento de publicar me dio cierto reparo. No quiero que esto se convierta en un blog político, porque lo que intento dar casi siempre son ideas para aprovechar el tiempo libre, y creo que en este tiempo de ocio lo que conviene es dejar de lado las preocupaciones y buscar algo que nos libere y nos haga felices, al margen de la situación que estemos atravesando en lo social, lo político o lo económico. Sin embargo, me ha gustado mucho que gente más mayor que yo haya sido capaz de echar una mano y apostar por la juventud, cuando en el citado reportaje se abogaba prácticamente por hacer todo lo contrario. Gracias a todos, tanto por la difusión como por los comentarios. Os recuerdo que vosotros mantenéis vivo este blog.

Dicho esto, hoy os traigo una nueva entrada sobre una película que vi ayer. Sé que muchos la habréis visto, pero estoy segura de que otros no y por eso creo que se merece un comentario, además de porque es un peliculón. Precisamente hace dos semanas vi otro peliculón, Pulp Fiction, pero esa sí creo que no necesita ningún comentario, porque es la típica película que hemos visto todos cuarenta veces. En fin, a lo que iba. La película de la que hoy voy a hablar es American History X.

Esta película está dirigida por Tony Kaye y protagonizada por Edward Norton y Edward Furlong, respaldados por un buen ramillete de secundarios, como Beverly D'Angelo. Se estrenó en 1998.

Edward Norton interpreta a Derek Vinyard, un joven neonazi que sale de la cárcel tras haber cumplido condena por asesinar a dos chicos negros que estaban robando su furgoneta. Tras su salida de prisión, comprueba cómo su hermano, Danny, sigue su estela ideológica. Sin embargo, la cárcel cambia totalmente el sentir de Derek, al comprobar espantado que otros neonazis no actúan conforme a su ideología y al haber contado con el apoyo de quien a priori parecía un enemigo. Así, intentará convencer a su hermano de que no todo es lo que parece contándole su dura experiencia en prisión.

Son muchos los temas que toca esta cinta. Entre ellos, destaca el odio por encima de todos los demás, ya que este es el motor de la conducta de Derek. Ese odio se va apoderando de él, hasta llegar incluso a actuar de forma muy agresiva contra su propia familia, que se ve sumida en el caos a causa de su ideología y, finalmente, de su detención. La película está marcada por una extrema dureza, que aparece en el inicio de la historia, durante la estancia en la cárcel del protagonista y al final, pero también tiene momentos tiernos y es en ellos cuando vemos al Derek más humano. Creo que en ese equilibrio está la clave de la película, y también del personaje de Derek: que tiene muchas facetas, sin caer en el tópico del malo malísimo que tan de moda ha estado durante mucho tiempo tanto en el cine como en la literatura. Eso hace que el espectador empatice con él, a pesar de su ideología, a partir de su entrada en la cárcel. No se puede negar que esto es gracias a que el personaje está magníficamente construido sobre el papel, pero sin duda el resultado habría sido otro si Edward Norton no hubiera sido el actor elegido para protagonizar la película. Hace una de las mejores interpretaciones que he visto nunca, y eso es mucho decir, porque a lo largo de mi vida he visto muchísimas películas. Y muy pocas me han llegado como esta, pero sobre todo, muy pocos protagonistas me han provocado sentimientos tan contradictorios en las dos horas que dura una película de media. Eso sí, en contra de lo que pudiera parecer Norton no esta solo en su magnífica interpretación, porque Edward Furlong, que realiza el papel del hermano pequeño que idolatra al mayor y quiere ser como él, hace un trabajo espectacular. También el resto del reparto está de sobresaliente, algo que le da todavía más peso a la historia tan desgarradora que se nos presenta.

En definitiva, es una película que nos hace pensar, que nos lleva a valorar nuestros propios sentimientos y nos hace analizar el valor de la tolerancia y el daño que produce el odio. Para mí, es una clara muestra de que se puede hacer una película que remueva conciencias pero buscando el interés y el entretenimiento del público, sin el sopor que causan algunas películas que tienen la misma finalidad que esta. Hace que te plantees muchísimos temas, golpea tu conciencia y busca tu implicación, pero todo ello mientras disfrutas de una película muy bien hecha y que sirve para pasar un rato entretenido.

Supongo que se me quedan muchas, muchísimas cosas en el tintero, pero no quiero hablar demasiado de la película, y creo que ya he hablado de más. Si no la habéis visto, ya veis que la recomiendo encarecidamente;  a quienes ya la hayáis visto os puedo decir que creo que es de esas películas que se deben ver en más de una ocasión, para recoger todos los matices que contiene, tanto a nivel de historia como de interpretaciones.

Me despido por hoy, esperando poder escribir alguna otra entrada en breve, o, al menos, sin que pase tanto tiempo como de la anterior a esta. Pero ya sabéis que siempre me paso para leeros, y que intento responder a todos los comentarios que dejáis. Mil gracias por leerme.


*Cartel de la película: http://www.filmaffinity.com/