viernes, 26 de octubre de 2012

Vuelta a la rutina

Hola a todos de nuevo. Como veis, ya estoy por aquí, aunque eso sí, enferma y agotada, tirada en la cama. No es la mejor de las sensaciones precisamente, pero este ha sido el precio de estar unos cuantos días por Madrid.

Sabéis que no suelo hacer entradas sobre temas personales, pero la verdad es que estos días lo merecen. Y además también hemos tenido tiempo para la cultura, así que este viaje también tiene cabida por aquí. Pero evidentemente ha habido mucho más que eso.

Primero, un viajecito en un tren Alvia desde Santiago hasta Madrid, de nada menos que unas seis horas. Y luego todavía hay politicuchos como Artur Mas que dicen que el AVE gallego no es necesario... en fin, lamentable. Además, el viaje fue bastante cómico, porque nos tocó ir con un borracho que iba diciendo incongruencias varias, sin que los interventores tomaran ninguna medida, lo que provocó la incomodidad de la mayoría de los viajeros. A pesar de todo, íbamos con tanta ilusión que a Thelma y a mí nos dio un poco igual. Eso sí, Renfe nos dio unos auriculares, así que cumplí con una de mis máximas aspiraciones vitales: que Renfe me diera algo. Y por cierto, que sepáis que nos pusieron la película Intocable durante el trayecto, justo cuando hacía menos de una semana que la había visto (y cuyo post os dejo aquí por si no lo habéis leído todavía: http://deletrasyotrosvicios.blogspot.com.es/2012/10/intocable.html).

Después llegamos a Madrid y estábamos tan cansadas que deberíamos habernos quedado dormidas a las doce como muy tarde, pero no fue así porque entre los nervios por el concierto del sábado y que estábamos juntas y podíamos hablar hasta la madrugada y sin necesitad de un ordenador para hacerlo nos quedamos dormidas tardísimo. El viernes lo dedicamos a hacer turismo por Madrid (Teatro Real, Callao y parte de Gran Vía, Alcalá, Cibeles, Sol, etc.) y a ir a la Fnac, en donde, contra todo pronóstico, solo me compré Mylo Xyloto, de Coldplay. Es la primera vez que voy a la Fnac y me gasto tan poco dinero (7 euros). Como anécdota final, decir que nos perdimos de vuelta a casa y que estuvimos una hora y media dando vueltas sin saber llegar, cuando tendríamos que haber llegado en cinco minutos.

Al día siguiente nos levantamos a las siete y media para hacer cola para el concierto de Muse. Y lo peor no fue eso, sino llegar y que hubiera bastante cola. Nuestras caras de cansancio lo dicen todo, aunque también creo que la ilusión que teníamos era tan grande que traspasa las fotos.



Y bueno, qué decir de todas las anécdotas que vivimos esperando en la cola. Por ejemplo, cuando nos encontramos con nuestras amigas Ana, Pamela y Raquel; cuando traumatizamos a un niño que se preguntaba qué hacíamos allí esperando, cuando el servicio de limpieza se llevó todas las cosas que nos habían traído, etc. Para mí lo único duro fue aguantar el frío en la espalda, ya que llovía y me mojé y lo pasé bastante mal, aunque después  nos trajeron unos plumas para abrigarnos que yo no me quité ni cuando ya salió el sol.





Cuando llegó la hora de entrar al recinto no nos quedó más remedio que separarnos, pero sé que las dos disfrutamos del concierto. El concierto en sí se merece una entrada entera, aunque para mí es algo tan personal que no sé si la haré. Muse no defraudaron, y aunque como os dije que harían no tocaron Bliss estuvieron tan inconmensurables como siempre. Tuve la suerte de estar en una de las primeras filas y de ver el concierto desde una posición privilegiada, y todavía a día de hoy no me puedo creer haber estado tan cerca de Matt Bellamy. Y para los que os lo preguntáis... sí, lloré en el concierto, al inicio, porque no me podía creer que estuviera ante Muse otra vez. Por cierto, decir que me gustaron bastante los teloneros, The Joy Formidable, aunque es cierto que estábamos todos tan impacientes por ver a Muse que no les prestamos la atención suficiente.



Y aunque el concierto era la excusa para ir a Madrid, el lunes, tras un domingo de descanso, volvimos a hacer turismo por Gran Vía, Plaza de España, Sol, Palacio Real, Teatro Real y unos cuantos sitios más. Ya después de comer fuimos al Museo del Prado, que para mí es visita obligada cuando voy a Madrid, y estuvimos allí tres horas recorriéndolo. Eso me recordó que os debo unas cuantas entradas dedicadas a algunos cuadros, que es algo que he dejado de lado en el blog a pesar de que me gusta mucho ese tema. Y hablando de Gran Vía, me hubiera encantado ir a ver algún musical, sobre todo El Rey León o Sonrisas y Lágrimas, ya que tengo un gran recuerdo de cuando fui a ver hace casi dos años Los Miserables en el teatro Lope de Vega.

El martes volvimos de nuevo en tren, con un viaje más relajado pero también más intenso, porque al ser el viaje de vuelta se nos hizo más duro. Además, yo creo que empezaba a estar enferma, y así sigo a día de hoy. Pero a pesar de ello estoy muy feliz, porque ha sido una experiencia inolvidable para mí y creo que me hacía falta darme este capricho antes de encarar completamente este curso tan duro que tengo por delante.

Supongo que a la mayoría esta entrada os dará igual, pero me apetecía compartir con vosotros un momento tan bonito y especial de mi vida, que ojalá se pueda repetir próximamente. De todos modos, en breve ya haré una entrada similar a las habituales, esperando por supuesto que esta también os haya gustado. Nos leemos.




*Las fotos son cortesía de Thelma y de Raquel (gracias). 

1 comentario:

  1. ❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤

    Lo que me he reído recordando todo lo que nos pasó, jajajajajajajaja :_)

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