sábado, 29 de diciembre de 2012

Opinión sobre la crisis editorial y sus posibles causas

Hola a todos. Espero que estéis pasando unas buenas fiestas y que vuestra entrada en el año nuevo sea maravillosa y esté llena de esperanza, para encarar el nuevo año con la ilusión necesaria.  De todos modos, espero poder escribir otro post antes de que finalice 2012, así que nos leeremos antes de que llegue el próximo año.

Esta entrada surge a partir de la lectura de un artículo publicado en la edición digital de ABC, cuyo enlace os dejo aquí. Como veis, habla de la espectacular caída de ventas en los últimos años, coincidiendo con la crisis económica que venimos atravesando desde hace algún tiempo. Se aportan datos muy llamativos de los escasos ejemplares que se venden, incluso aquellos firmados por autores muy reconocidos y que cuentan con muchos seguidores. Las novedades editoriales no consiguen alcanzar cifras de ventas como antaño, y esto normalmente se achaca a dos causas: la crisis y la piratería.

Es lógico que la crisis económica haya hecho bajar el número de ejemplares vendidos, ya que para muchas personas no es lo mismo gastarse veinte euros hoy que hace siete u ocho años, por la pérdida de poder adquisitivo. Está claro que las prioridades son ahora otras y que uno de los primeros campos en los que todos recortamos es en el ocio, por considerarlo menos importante que otros de los que no podemos prescindir. En cuanto a la piratería, es obvio que ha subido notablemente, sobre todo desde que el libro electrónico se ha ido haciendo un hueco en el mercado. Sigue un proceso similar al de la música y el cine, y desde luego esto es un peligro para el mundo editorial, sobre todo si el público llega a interiorizar que no hay necesidad de pagar por un producto que se puede conseguir gratuitamente, algo que de momento no ha ocurrido en el campo de la literatura, o al menos no de modo mayoritario.

Pero es muy fácil para las editoriales y el mundo de la cultura en general echarle toda la culpa a factores externos, sin hacer ni la más leve autocrítica a su trabajo. Y desde luego, parece que alguna culpa tienen, porque no son capaces de realizar un producto que atraiga tanto como para que los lectores quieran comprarlo.

Desde fuera, se intuyen varios problemas que podrían afectar a la venta de libros. El primero de ellos no es novedoso, ya que desde hace tiempo lo vengo observando, y además no solamente yo opino de esta manera. Recuerdo que personas allegadas a mí me comentaban la mala calidad de encuadernación que tenían algunos libros. Novedades editoriales con un precio superior a veinte euros que vienen editadas en unas pobres tapas blandas que, cuando colocas al fin el ejemplar en tu biblioteca, ves cómo van cediendo a su peso, doblándose y deformándose. ¿No son veinte euros suficientes para vender un libro bien encuadernado? ¿Es tan caro realizar una buena edición o simplemente se busca solo el máximo beneficio, sin intentar ofrecer un buen producto, que cumpla las condiciones que se le suponen a su precio? Personalmente, solamente compro este tipo de libros para regalar, y solo los tengo si me los regalan. No estoy dispuesta a pagar más por un producto cuyo único aliciente es que acaba de salir al mercado, ni siquiera si es de uno de mis autores favoritos. Me parece una tomadura de pelo para el consumidor que incluso una edición de bolsillo tenga más calidad que una novedad editorial, y que la primera solo ofrezca un formato más largo que al no apoyarse en unas tapas duras aguanta peor el paso del tiempo. Bien es cierto que hay que disculpar a algunas editoriales que no hacen eso, y que ofrecen un producto acorde a su precio de venta, con tapas duras, sobreportada y papel de calidad, pero si os dais una vuelta por una librería veréis que son muchas las editoriales que ofrecen productos con una relación calidad-precio más que discutible.

Otro de los elementos que a mi modo de ver perjudican la venta de libros es su alto precio. Si bien antes el poder adquisitivo era mayor y se podían gastar mayores cantidades de dinero, desde hace unos años la coyuntura económica es otra bien distinta, en la que para muchas personas cada céntimo cuenta. ¿Cómo se adaptan las editoriales a esta nueva situación? Manteniendo los precios o incluso incrementándolos, como si la crisis económica no existiera. Entiendo que los gastos para las editoriales serán mayores que hace unos años, pero quizá ajustando un poco sus precios obtendrían una respuesta mayor por parte del público. Se echan de menos promociones con descuentos en el precio de compra, como las que existen en otros muchos productos. Sin pensar demasiado, se me vienen a la cabeza crear ofertas por comprar dos libros de la misma editorial o descuentos al comprar los ejemplares de una saga, descontando algunos euros de las continuaciones del primer libro, para fomentar su venta. No hablo de hacer grandes rebajas, pero sí creo que solamente con una pequeña rebaja se podrían conseguir unos mejores resultados de ventas que los actuales.

Algo relacionado con esto que acabo de explicar y que me llama mucho la atención desde hace tiempo es que no se ofrezcan productos que incentiven la compra de libros. Es cierto que últimamente veo algunos cofres con libros (aunque bastante cutres, no suelen pasar de ser una caja de cartón para colocar los libros en cuestión) o libros que traen una agenda o un disco. Pero si nos ponemos a analizar, son muy pocos los títulos que cuentan con estos alicientes, y además estos ya suelen ser superventas. Este hecho me parece muy llamativo, porque otros sectores culturales sí saben aplicar bastante bien el uso de merchandising para obtener unas ventas más amplias, como la música. Ofrecer camisetas, bolígrafos, mecheros, discos, cuadernos o cualquier otro tipo de regalo al lector incita a la compra, máxime si este ya es aficionado a un escritor en particular. Incluso para regalar sería una opción magnífica, ya que el concepto iría algo más allá del típico libro con el que solemos obsequiar a nuestros seres queridos, por ejemplo, en estas fechas. Además, hay que contar con que estos regalos no supondrían un gran coste para las editoriales, ya que suelen ser muy asequibles, y sin embargo podrían reportarle una subida en las cifras de ventas.

No cabe tampoco echarle toda la culpa a las editoriales, ya que muchos escritores también tienen parte de culpa en la crisis editorial. La falta de originalidad de los textos es alarmante, y abunda la concentración temática en lugar de la variedad que debería existir. Esto lo podemos ver en dos casos muy obvios. El primero es cuando se pone de moda un determinado tipo de novela, algo de lo que tenemos casos muy cercanos en el tiempo, como la trilogía de Stieg Larsson o más recientemente los libros de Cincuenta sombras de Grey, e inmediatamente aparecen en el mercado un montón de libros que copian su temática y hasta su estética sin ningún tipo de pudor. Supongo que esto ocurre porque existe una demanda nueva de estos temas que están de actualidad, pero también hay que tener en cuenta que no todo el mundo se deja llevar por estas corrientes, y que estas personas deben tener también productos destinados a ellos. El otro caso es la poca iniciativa de algunos escritores de éxito, que se obstinan en repetir siempre la misma fórmula: tramas semejantes, personajes calcados entre sí, etc. No se puede pretender que así el lector siga siendo fiel a un escritor, por mucho que le haya podido gustar en el pasado, ya que a nadie le interesa leer varias veces el mismo libro pero con títulos diferentes. Ejemplos de esto último no hace falta que los dé, porque estoy segura de que algunos nombres se os han venido a la cabeza.

En fin, supongo que hay miles de factores más para que las cifras de ventas estén en niveles tan bajos como los actuales, pero creo que estas claves que he dado se incluyen en ellos. Así que ojalá que el mundo editorial decida afrontar 2013 con una buena dosis de autocrítica y que mejore sus productos y sus resultados, ya que la cultura nos enriquece a todos. Como siempre, nos leemos.

6 comentarios:

  1. Los precios de los libros en España los hace inaccesibles para la mayoría del mundo hispano.

    Hay muy pocas ediciones de bolsillo que tambien son caras, no veo por qué hay en Francia muchos libros de bolsillo por 5-6 euros que cuestan 10 en España. Algo allí está mal dirigido.

    El español es una lengua internacional con más lectores fuera de España que en ella, creo que el gobierno debería hacer algo por bajar los gastos de envío de libros para todo el mundo. Hasta el año 2000 eran muy baratos, hoy en día no hay quién pueda con ellos.

    Yo me he pasado al Kindle para leer en Español, así que en realidad compro en EE.UU. los libros en Español en vez de comprarlos en España.

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    1. Totalmente de acuerdo con tu opinión, recuerdo cuando los libros de bolsillo tenían un precio más asequible, pero al menos en España desde el año 2002 con la entrada del euro todo ha subido exageradamente de precio. Un saludo y gracias por tu comentario.

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  2. Curioso que nunca nadie mencione la bajísima calidad de las traducciones entre las causas de la desafección general hacia los libros. Comprar uno a 30 €, como el último de Christopher Hitchens, y que su lectura sea como tratar de pasear por un campo sembrado de minas es motivo suficiente como para que no vuelvas a intentarlo. A efectos prácticos, es una estafa, pero parece que en lugar de amotinarnos y denunciar a editoriales y a traductores infames, preferimos prescindir de la lectura. Por lo demás, gracias por el artículo. Un saludo

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    1. Sin duda tienes razón, somos muchos los que intentamos leer los originales tras leer algunas traducciones que dan pavor. También se me olvidó comentar que me he llegado a encontrar con ediciones tan descuidadas que hasta contienen numerosas faltas de ortografía, algo que me parece desastroso. Gracias por tu comentario y un saludo.

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  3. Cuando se habla de libros, letras, editoriales, "Cultura" (así, con mayúsculas, cuando se usa como arma arrojadiza y escudo al mismo tiempo) se dan muchas cosas por sentado, y en este asunto de lo que se habla es básicamente de NOVEDADES, y de frivolidad social, hábito mundano más que de prácticas intelectuales.

    Las masas a las que un buen día les entre apetito editorial no lo harán para descubrir El Criticón o para adquirir cualquier ensayo sesudo, no digamos ya un diccionario o enciclopedia, sino para, o bien dejarse llevar por la corriente del momento en esto como en lo demás, o bien para cotillear sobre los personajes del momento que decidan publicar sus memorias, sus "opiniones"... y en algunos casos las dos cosas a la vez, con memorias y opiniones en forma de cuento novelado.

    En un país donde siempre se ha publicado tanto y leído tan poco, donde la lectura es solo otra manera de mamar la ración de morbo del día, por un lado, y por otro una simple manera de ganar lo máximo ofreciendo lo mínimo, como es la tónica de nuestro harapo económico nacional, hablar de crisis como tópico de discusión general no es en realidad hablar de algo nuevo que nos ha caído, ni siquiera tanto de un punto crítico al que un mecanismo nos iba llevando durante tiempo, sino de que la gente que antes podía aceptar que antes todo marchaba razonablemente bien, negándose a hacer caso de lo ciertas voces aisladas señalaban, ahora también sienten la incomodidad de reconocer que algo va mal... pero, como antes, siguen sin ser capaces de reconocer cuál es realmente el problema fundamental.

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    1. Sin duda, las editoriales se han alarmado ahora por sus bajas ventas, pero está claro que su problema viene desde hace mucho tiempo. En cuanto a las novedades literarias creo que también hay algunas que valen la pena, otra cosa es que se les preste tanta atención mediática como a ciertos "autores" (no les llamo escritores porque me refiero a famosillos y otra serie de advenedizos que logran que les publiquen auténticas bazofias). Gracias por tu comentario, un saludo.

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