lunes, 5 de noviembre de 2012

Silenciar la música

Hoy os traigo una de esas entradas que prometí en su día pero que por falta de tiempo no he podido hacer antes. En este caso me gustaría expresar mi opinión sobre una noticia cuyo enlace os dejo a continuación, para que la podáis leer: http://rollingstone.es/concerts/view/madrid-prohibe-la-musica-en-la-calle. Creo que el titular es lo suficientemente elocuente como para que os hagáis una idea del contenido, aunque no está de más que leáis la noticia entera. Tengo que decir también que se trata de una actualización de la noticia original, que en su momento recogía medidas más duras que las adoptadas finalmente, que a mi parecer siguen siendo exageradas y bastante absurdas.

Y es que se está penando a los músicos como si estuvieran cometiendo un acto vandálico contra la ciudad. Entendería una medida así si estas personas se dedicaran a formar un gran alboroto, pero personalmente siempre me he encontrado en la calle con músicos respetuosos, y por cierto, algunos de ellos muy talentosos.

Por estudios, vivo en Santiago de Compostela, y además me paso la mayor parte del tiempo en mi facultad, situada en el casco antiguo, justo una de las zonas en las que los músicos callejeros están más presentes. Allí, hay profesionales que están varios días a la semana tocando, sin descanso, y otros que actúan esporádicamente. Les da igual que llueva casi todos los días y que sus ingresos no sean demasiados, y siguen tocando pase lo que pase, aunque no estén en las mejores condiciones para hacerlo. Además, es gente que toca muy bien su instrumento, y no hace falta tener demasiado oído para saber si alguien toca bien o no, ni tan siquiera entender de lenguaje musical. Me parece que le dan un toque muy bohemio a la ciudad y que dan alegría a lo que para mí es básicamente un lugar de estudio, aunque estemos hablando de una zona muy bonita y eminentemente turística para todos los viajeros que se acercan a Compostela.

Así que cuando leí la noticia de lo que se pretende hacer en Madrid me pareció un comportamiento indignante, que solo busca recaudar (como tantas otras medidas que se están tomando últimamente) y hacer daño a los sectores menos pudientes, por no hablar de los ataques hacia la cultura que está acometiendo el gobierno central, como la subida del IVA al 21% en este sector. No creo que en España tengamos una buena cultura musical, ya que ni siquiera su enseñanza en las escuelas está bien planteada, lo que acarrea consecuencias posteriores. Y actuaciones como esta no hacen sino mermarla y dañarla, además de quitarle a estos músicos el poco reconocimiento social que les quedaba. Parece que aquí solo están reconocidos los músicos de cierto éxito, máxime cuando muchos son solamente cantantes, algo que no critico pero que creo que está bastante reñido con ser un músico de verdad. En el país donde el programa La Voz arrasa cada miércoles, como antes lo hicieron otros fenómenos como Operación Triunfo, que obtuvo un espectacular calado social, los músicos callejeros recibirán multas si actúan en la calle sin consentimiento, o al menos en la capital, que siempre se suele poner como paradigma de ciudad cultural.

Entrando en lo personal, os voy a contar un par de anécdotas que muestran la importancia de estos artistas dentro de los contextos de las ciudades para la gente que vive o está de turismo por ellas. La primera ocurrió en Santiago hará un par de meses a lo sumo. Salía de la facultad y bajaba como todos los días por el casco antiguo. Coincidió que había un hombre al que nunca había visto tocando la guitarra y cantando con un precioso acento argentino. Me pareció que tenía una voz maravillosa, y que la canción que tocaba era muy especial, ya que le ponía mucho sentimiento. Delante de mí iban dos chicos hablando de sus cosas, que frenaron en seco al escuchar a aquel músico e interrumpieron su conversación para hacer comentarios sobre el talento que tenía aquel hombre y lo bien que interpretaba su canción. El hombre les sonrió y les dio las gracias en cuanto hubo acabado su actuación, sinceramente agradecido por los elogios de los jóvenes. La segunda es posterior y es un recuerdo de mi reciente viaje a Madrid. Si bien allí es verdad que había muchos músicos callejeros, de los cuales ninguno hacía demasiado estruendo ni tocaba mal como les parece a los políticos que han adoptado la polémica medida, hubo uno que captó mi atención por encima de los demás. Se trataba de un acordeonista, que estaba tocando Yesterday de The Beatles por la zona de Palacio Real. No sabéis lo que es darse la vuelta, ver el palacio y sus preciosos jardines envuelto por las notas de esta famosísima melodía, y más en un instrumento tan magnético como el acordeón. Es curioso cómo ese detalle se me ha quedado extrañamente grabado en mi memoria, quizá por la nostalgia que transmitía el paisaje con esa música de fondo.

No creo que sea la única que sepa apreciar el trabajo de miles y miles de músicos callejeros que nos regalan día a día sus actuaciones, que añaden música a nuestras vidas y que ayudan a crear un ambiente mejor en las ciudades. No me queda otra que lamentar una vez más que se vaya a imponer la tontería sobre el talento, la mediocridad (y a veces, ni eso) sobre la sensibilidad y el saber hacer. Solo queda esperar que esto no dé ejemplo y que otros lugares sigan con la senda iniciada desde Madrid, ya que sería una verdadera lástima que se silenciara la música en las calles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario